Jan Ullrich trataba de demostrar, aún no hace dos meses, que más que un excorredor famoso y retirado era un ciudadano normal. Una persona que practicaba el ciclismo, el deporte que lo aupó a lo más alto cuando ganó el Tour de 1997 y que lo condenó al infierno, víctima del dopaje y de las artimañas de Eufemiano Fuentes, del que fue su principal cliente, el 'Número 1' en la Operación Puerto. Se presentó a la marcha cicloturista Mallorca 312, una de las más multitudinarias que se celebran en España. En una época otoñal, en la que el covid parecía dar una tregua, Ullrich se encontró con los viejos camaradas del pelotón. Se sinceró diciendo que las drogas y el alcohol eran ya una asignatura superada. Ahora está ingresado en un hospital de Suiza para iniciar una nueva rehabilitación.

Ullrich, 48 años, fue una de las grandes inspiraciones del ciclismo a mediados de la década de los años 90 del siglo pasado. Estaba llamado a ser el gran sucesor de Miguel Induráin en el Tour. Pero, como le pasó a Raymond Poulidor, primero con Jacques Anquetil y luego con Eddy Merckx, se topó con Marco Pantani y sobre todo con Lance Armstrong. Y ambos vivieron unos duelos impresionantes, con la balanza inclinada a favor del tejano, en los primeros Tours de este siglo, unas rondas francesas que desgraciadamente no existen, que han sido borradas de la historia de la carrera, aunque algunos las siguieran y las vivieran en el desconocimiento de lo que sucedía en los camerinos de los equipos. A Ullrich nunca le dieron las victorias de los Tours de 2000, 2001 y 2003, que habría sido lo más lógico tras la anulación de los resultados de Lance Armstrong en 2012.

Y no se las dieron porque en 2012 precisamente fue sancionado, aunque de forma tardía, por dopaje y se le anularon los resultados, aunque solo los conseguidos a partir de 2005. Ya estaba retirado, ya se sabía también que en 1998 apareció como uno de los corredores que habían dado positivo en las muestras reanalizadas tras una investigación oficial sobre dopaje llevada a cabo por el Senado francés.

La vida privada de Ullrich ha ocupado el interés sobre todo de la prensa sensacionalista alemana: problemas con el alcohol, también con las drogas y capítulos muy complicados en la convivencia personal con sus parejas. Mallorca parecía el refugio de Ullrich. Allí, en septiembre, se reencontró con Armstrong y hasta se fotografiaron emulando la famosa imagen de Luz Ardiden, el día de la gran victoria de Roberto Laiseka, cuando en el Tour de 2001 ambos se estrecharon la mano en la cima para dar un carácter deportivo al combate por llegar primera a la cima.

Ingresado en México y luego en Suiza

Armstrong se había preocupado por la salud de Ullrich quien octubre, en la Mallorca 312, que corrió y acabó, parecía que la mala vida, las drogas y el alcohol, figuraban ya como un pasado, tan perverso como olvidado.

El 2 de diciembre celebró el cumpleaños con unos amigos en Cuba y allí, según explica la prensa alemana, la fiesta derivó en drogas y demasiado alcohol. Ingresó primero en un hospital de México y ahora se encuentra en Suiza para iniciar una rehabilitación y sobre todo para volver a reconducir su vida personal.