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La doble cara del mito

Un año de la muerte de Maradona: emerge el lado diabólico de un Dios

El extinto astro era una figura omnipresente en Argentina, ya sea por sus hazañas o sus caídas

Diego Armando Maradona.

Un año sin Diego Armando Maradona es casi una eternidad. El extinto astro era una figura omnipresente en Argentina, ya sea por sus hazañas o sus caídas. Desde 1997, cuando se retiró definitivamente de la práctica deportiva, empujado por la adicción, los argentinos aprendieron a convivir con al menos dos Diegos, el Dios humano y el hombre devorado por sus pulsiones y un entorno destructivo. Algunos prefirieron no mirar nunca sus costados diabólicos y concentrar la mirada en el sublime gol a los ingleses, en el Mundial de 1986. Otros, por el contrario, lo convirtieron en chivo expiatorio para dar sermones éticos. Cuando murió, el país se encontraba en pleno confinamiento por la pandemia y, a lo Diego, con la anuencia del Gobierno, en la ciudad de Buenos Aires se rompieron las reglas oficiales y una multitud fue a darle el último adiós en la sede presidencial. Hasta sus exequias pusieron en escena las contradicciones que lo excedían.

El pasado 30 de octubre habría cumplido 61 años. Se le evocó profusamente. El primer aniversario de su muerte prometía también evocaciones similares. Pero algo se interpuso en el camino. Horas atrás, el testimonio de Mavys Álvarez, la cubana que, a los 16 años, fue su "novia" en La Habana, a principios de siglo, cuando un Maradona que había eludido por poco la fatalidad, intentaba recuperarse en esa isla. "Me violó mientras mi madre lloraba del otro lado de la puerta", dijo Álvarez, quien actualmente tiene 37 años y acaba de presentar una denuncia judicial por trata de blancas contra el círculo íntimo del exjugador de esos días. "Quería que el mundo sepa lo que viví con el fin de evitar que otras muchachas lo pasen. Podemos salir adelante. Ahora lo demás se lo dejo a la Justicia", señaló en esta capital.

El lado oscuro de la luna maradoniana

La adolescente fue traída a la Argentina con la bendición de Fidel Castro. Conoció la prebenda y la droga. En Argentina, donde se la trajo casi de contrabando, le implantaron senos que no quería. El historial macabro de su estancia en Buenos Aires, escondida en un hotel, fuera de la vista de la familia maradoniana, como objeto prohibido, se superpone a los discursos apologéticos o indulgentes sobre el astro que conoció la gloria y el barro al mismo tiempo. Por estas horas parece ganar el barro.

Nicky Nicole, una joven cantante de Rosario, la ciudad de Leo Messi, reciente ganadora de un Grammy Latino, embistió contra la estatua del difunto Pelusa. “Yo no nací en el tiempo de Diego Maradona y el fútbol no me interesa pero conozco bastante de su pasado, así que no soy su fan. Mi padre y mi abuelo sí lo son, pero a mí me parece también controvertido el hecho de que se siga a una persona que tiene ese tipo de conducta".

Gianinna Maradona, la segunda de las hijas del astro, le respondió con dureza en las redes sociales: "Hablar de una persona que no 'conocés' te hace hablar más de vos que de él". La propia Álvarez intentó terciar en la polémica: "disculpen si mi confesión les hace sentir mal. Lamento que les pueda llegar a hacer daño con mis palabras. Es fuerte, entiendo eso. Estoy convencida de que debe haber sido un padre maravilloso con sus hijas. Pero esta es mi historia, lo que yo viví".

Cuestiones del corazón

El corazón de Maradona ha quedado en entredicho. Justo ese órgano, la metáfora del amor y la entrega absoluta. Porque, según el relato oficial, Diego era "todo corazón" en el seleccionado y quería tanto a sus hijas. Además, solía latir piadosamente con personas en infortunio. Resulta que el excapitán argentino fue enterrado sin su corazón, descorazonado, según reveló el periodista y médico Nelson Castro.

Seguramente, este 25 de noviembre tendrán algo más que decir los cinco hijos reconocidos de Maradona: Dalma, Gianinna, Diego Jr., Diego Fernando y Jana. Lo cierto es que el Diego asociado a los días de felicidad colectiva –que no son otros que los futbolísticos en Argentina desde hace décadas- ya tiene un doble indeleble y sin luz. Gabriela Saidón ha publicado semanas atrás 'Superdios. La construcción de Maradona como santo laico'. Algo se ha alterado en su mirada del fenómeno sociocultural. "Mavys me interpela. Cómo podría no hacerlo". Pero, además, considera que la acusación de la cubana "cambia nuestras ideas, no solo sobre Maradona sino sobre nuestros actos. Para decirlo de otro modo: cuánto y cómo la causa Álvarez vs Maradona 'nos' cambia y 'me' cambia". El tiempo dirá hasta qué punto el costado negativo de Diego se devorará a su propio mito.

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