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El Clarinos da la cara hasta el final

Pese a un horrible inicio (4-20) y verse de nuevo en varias ocasiones con el partido roto (25-46 y 40-59), el cuadro lagunero tira de orgullo para poner contra las cuerdas al Valencia (58-68)

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Supercopa Femenina de Baloncesto CARSTEN W. LAURITSEN

Una derrota que fortifica. El Clarinos Tenerife cayó este sábado ante el Valencia Basket (58-68) en la semifinal de la Supercopa Endesa Femenina. Lo hizo el cuadro de Claudio García por momentos sin paliativos, pagando caro sus malas salidas de cuarto, en especial el del primero (4-20) y el del definitivo, cuando tras remar en varias ocasiones para apretar el marcador, vio como su rival dio el arreón definitivo (40-59). Sin embargo, las moradas no se vinieron abajo y firmaron un más que decoroso final (58-64) para obligar a las taronja a un esfuerzo extra. Gaby Ocete, con 15 puntos, fue la máxima anotadora de las tinerfeñas, donde también destacaron Kaela Davis (12 tantos) y María Pina (13, con ocho faltas recibidas).

Buscó de entrada el Clarinos a María Pina, que yéndose al poste trató de generar ventaja con su mayor altura ante Lorena Segura. La veterana alero sacó un par de faltas y dos libres (2-2). Pero esas fueron las únicas noticias ofensivas de las laguneras en mucho tiempo. El cuadro morado, asfixiado por la sólida defensa rival (incluso desde campo contrario), hilvanó un error tras otro: balones al limbo, malos tiros y pérdidas en el uno contra uno.

Sobrio también en la parcela ofensiva, el Valencia empezó a poner tierra de por medio. Sin demasiados alardes, pero muy acertado cerca del aro y, sobre todo en el 4,60 (9/11) toda vez que el Clarinos entró muy pronto en el bonus (Raksanyi se puso en tres faltas y Bailey en dos en ocho minutos). Más de seis minutos y medio tardó el cuadro tinerfeño en hacer su primera canasta en juego (Tikvic a asistencia de Ocete). Pero para entonces, la sensación de superioridad del Valencia ya era manifiesta (4-15).

Con el 4-20 (9'), las de García parecieron tocar fondo. Punto de inflexión que, con las rotaciones ya en cancha, permitió al Clarinos quitarse la mochila de la responsabilidad y comenzar a jugar más suelto. Lo hizo gracias a la actividad en los dos lados de la cancha de Tikvic, con un coast to coast sobre la bocina de Davis, y ya en el segundo cuarto con una penetración de Ocete y un robo en línea de pase de Tikvic. Así fabricó un 10-2 (14-22).

Despertar efímero porque el Valencia volvió a apretar las tuercas atrás y recurrió a la savia nueva de Carrera y Salvadores para liderar una respuesta de 0-9 y aplacar cualquier intento de remontada de las de Aguere (14-31). Aún así, lejos de venirse abajo ante el nuevo cachetón de realidad, el Clarinos elevó sus prestaciones defensivas (especialmente cerca del aro) para evitar situaciones claras de lanzamiento, luego controlar el rebote y además atreverse a correr, errando incluso una bola meridiana para el -6 (23-31). Una antideportiva a Davis, una técnica a Claudio García y el nulo acierto exterior de las isleñas (0/6 al descanso) impidieron que el marcador fuera algo más apretado en el intermedio: 25-37.

A la vuelta de vestuarios regresaron las sensaciones del inicio del choque. De una manera u otra, el Clarinos desperdició sus seis primeros ataques, situación que aprovechó el Valencia para volver a dinamitar el choque con un 0-9 (25-46) que trató de frenar García con un tiempo muerto y colocando a las suyas en zona 2-3. La disposición táctica isleña maniató al Valencia, que vivió casi en exclusiva de los rebotes ofensivos ante un conjunto, el lagunero, donde Raksanyi y una vertical Ocete asumieron la responsabilidad ofensiva (40-52, 29'). Solo una mayor definición en sus últimos ataques impidió a las moradas afrontar los últimos diez minutos en una situación más favorable.

Grave licencia cuando las isleñas arrancaron el acto final con tres pérdidas casi seguidas en línea de pase para que el Valencia corriera a su placer y, ya de forma definitiva, le pusiera la sentencia al choque (40-59, 33'). Ahí, en lugar de venirse abajo, y pese a la minutada de varias jugadoras, el Clarinos tiró de orgullo para que su presencia en la Supercopa no se quedara en el privilegio del anfitrión.

Insistiendo en la zona 2-3, con Montenegro haciéndose fuerte en el rebote defensivo y con Pina y Ocete asumiendo galones en ataque, el Clarinos firmó un 12-0 (52-59) que le hizo soñar con un milagro a tres minutos del final. Dispuso de bola incluso la escuadra lagunera para el -5, pero el error de Montenegro y una pérdida posterior imposibilitaron la campanada, pero le dejan al cuadro de Claudio García sensaciones positivas a una semana para el estreno liguero.

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