Al deporte de élite aún le queda un largo camino por recorrer en materia LGTBI, ¿no?

El mejor termómetro para comprobar lo mucho que todavía queda por hacer lo tenemos en el número de deportistas que hay fuera del armario. El porcentaje en disciplinas como el fútbol o el baloncesto es minúsculo y eso nos tiene que hacer reflexionar sobre si las cosas se están haciendo bien.

¿Por qué cuesta tanto salir del armario en esos deportes?

Antes no se hablaba del tema y ahora tampoco... Son una minoría los deportistas que se atreven a declarar abiertamente su orientación sexual. El miedo a sentirse rechazado por el público, por tus compañeros o a que se marche un patrocinador es muy elevado. Ha llegado el día de legislar; hay que perseguir la LGTIfobia con la ley en la mano. El racismo en los espacios deportivos es el espejo en el que nos debemos mirar.

¿A usted le costó reconocer en público su homosexualidad?

Yo decidí dar el paso porque entendí que mi experiencia era positiva y la podía compartir con personas, sobre todo jóvenes, que piensan que no se puede llegar a la élite sin salir del armario. En este sentido, también tuve que recorrer ese camino en el que aprendes a aceptar y entender la homosexualidad.

Usted ha llegado a la internacionalidad en una disciplina que le ha dado muchas alegrías a España, ¿pero es más difícil reconocer una orientación sexual en un deporte que en otro?

Claro que es mucho más complicado... Cuanto mayor sea la presión que tienes a tu alrededor, más obstáculos vas a encontrar a la hora de hablar sin barreras de tu sexualidad. A mí me insultan en una piscina donde como mucho hay mil espectadores y dos o tres son los responsables de esa situación tan desagradable, pero en un estadio de fútbol hay 40.000 o 50.000 aficionados y, seguro, que son más de dos o tres los que están insultando. En esos casos (baloncesto o fútbol) hay unos factores directos que impiden ser sincero...

¿A qué factores se refiere?

A mí se me hace muy difícil pensar que un jugador del Real Madrid o el Barcelona, que en sus camisetas lucen Fly Emirates y Qatar Airways, decida salir del armario. No lo va a hacer, entre otras cosas, porque promocionan a países donde la homosexualidad está perseguida... Hay mucho dinero en esos contratos y no creo que una situación personal vaya a estar por encima de los intereses de un club, ¿no?

El otro día contó que antes de denunciar que durante un partido lo habían llamado «maricón» en varias ocasiones se había tenido que tragar muchos sapos y callar. ¿Por qué ahora?

Cuando te atacan por algo que has tenido la valentía de contar no se pasa nada bien... Más que la grada, los insultos siempre llegan de los compañeros que están dentro de la piscina. Eso no queda reflejado en el acta arbitral –Víctor denunció el pasado mes de abril que el serbio Nemanja Ubovic supuestamente lo llamó maricón durante un partido– y es muy triste no poder normalizar mi orientación sexual de la misma manera que otras personas. Un día te hartas y acabas explotando...

¿Es consciente de que cuando se sinceró y contó su experiencia le estaba dando «gasolina» para que cualquier desarmado pueda actuar contra usted en esa «guerra psicológica» que existe en la alta competición?

Cuando decidí hablar en público de esta realidad no lo hice solo pensando en mí, sino en los jóvenes que están pasando por la misma situación que yo viví cuando tenía 12 o 13 años... A mí me hubiera gustado entonces hallar un referente deportivo que hablara sin miedo de sus sentimientos. Ni cien, ni un solo insulto de un rival, han conseguido que me arrepienta por contar que soy homosexual. Al contrario, hacerlo público me ha hecho más fuerte.

¿En la piscina hay machismo?

No solo en la piscina... El machismo existe en toda la sociedad. El deporte es bastante machista por varios motivos, sobre todo por la escasa visibilidad que le se entrega a las chicas, pero no menos que en una oficina.

¿Ser periodista le sirvió en el momento de planificar cómo iba a comunicar esta información?

Haber estudiado periodismo y tener unas dotes a la hora de comunicar fue una herramienta valiosa en el momento en el que desvelé en público mi homosexualidad. No me gustaría vincular una cosa con la otra, pero supongo que fue un gran apoyo a la hora de enviar un mensaje más contundente. Estas cosas hay que contarlas...

¿No le sorprendió que el PSOE y el PP, que son partidos que están en las antípodas en políticas sociales, estuvieran juntos para que usted viniera a contar su experiencia a Canarias?

Es llamativo porque no es lo que acostumbran a hacer, pero hay cuestiones que deben estar por encima de los colores de un partido y los derechos del colectivo LGTBI es una de ellas. Estoy agradecido por el hecho de que dos partidos con tanta fuerza en las Islas me hayan permitido explicar en el Parlamento cuestiones que se deben arreglar ya el deporte de élite español.