Matías Nahuel Leiva (Rosario, Argentina, 22 de septiembre de 1996) ha resucitado en el Principado de Asturias. Después de una gris temporada en el CD Tenerife, su cesión en el Real Oviedo le ha permitido recuperar su mejor nivel y sentirse “feliz” de nuevo.

La salida de Nahuel Leiva del CD Tenerife resultó casi traumática para él y muy costosa para la entidad. Era un fichaje caro de la campaña anterior, con Víctor Moreno en la dirección deportiva, que había ofrecido un rendimiento muy deficitario. Más allá de anotar un único gol, las lesiones le impidieron tener continuidad en el primer tramo de la Liga y volvió tan mal después del parón pandémico que casi no contó para Rubén Baraja en aquel final al sprint.

Teniendo una ficha alta, su destino estaba claro: salir. Se buscó la fórmula de la cesión y el Oviedo se presentó como pretendiente. Pero sin dinero. Y Juan Carlos Cordero tuvo que aceptar compartir la ficha para ahorrarse al menos el 50 por ciento de la misma. Eran pocas las esperanzas de que el hispanoargentino la rompiera en el Principado. Pero lo ha hecho. Nadie duda en el entorno carbayón de que Nahuel ha sido el fichaje más acertado del recientemente fallecido Francesc Arnau.

Sus cifras lo dicen todo: ha jugado 36 partidos, ha anotado seis goles y ha dado cinco asistencias. El Cuco Ziganda le ha utilizado como segundo punta, lejos de la banda y de las obligaciones defensivas que eso conlleva. Y se ha sentido como en sus mejores tiempos. “He vuelto a ser feliz jugando”, llegó a decir en un tramo ya avanzado del curso apoyándose en que le hacía falta “tener esta confianza mía y de los que me rodean”.

Esta semana le tocaría volver al Heliodoro, aunque la cláusula del miedo lo impide... salvo pacto entre clubes ahora que nada hay en juego. Luego llegará la decisión: volver o buscar salida. Al Oviedo le encantaría quedarse a Nahuel, pero no le saldrá gratis. “Lo que tenga que pasar, pasará pero será al final de la temporada. Que sea lo mejor para mí y para ambos clubes”, expuso en su momento el protagonista.

Es la historia de una cesión que al Tenerife no le ha salido mal del todo porque ha logrado que el jugador se revalorice. Ahora le toca a Cordero sacar partido de ello.