Sin ningún tipo de obligación o compromiso, Añaterve Abreu, uno de los puntales más destacados de la lucha canaria en los últimos tres lustros, ha querido aportar su grano de arena para hacer más llevadera la estancia a los migrantes que se alojan en el campamento de Las Raíces. El orotavense les ha abierto las puertas de su deporte.

Cuando recibió la llamada de un amigo, vigilante de seguridad en el campamento de inmigrantes de Las Raíces, Añaterve Abreu no se lo pensó. Rebuscó en las gavetas de su casa algunos equipajes de anteriores clubes y convenció a Eliecer Gutiérrez y a Samuel Rodríguez Gomerito III, compañeros de brega, para acercarse este pasado miércoles hasta el enclave lagunero y permitir que los migrantes pasaran un rato diferente “y sacarlos de su rutina diaria”.

No fue, para el puntal A, una visita de compromiso. Pero tampoco una cita en la que notara cierta incomodidad ni en la que se pudiera sentir escuchado casi por obligación. “Es verdad que fuimos un poco a ciegas y sin saber lo que nos íbamos a encontrar”, admite el orotavense, que nada más llegar a Las Raíces confirmó el interés de los presentes descrito en aquel telefonazo de su conocido. Y es que entre los residentes en el campamento isleño “hay al menos una decena de chicos que practican la lucha lamb”, como se conoce a la lucha senegalesa, casi prima-hermana de la canaria.

Similitudes con un añadido, la figura de Juan Espino. El Trota es “un ídolo en Senegal”, tal y como dejaron patente los migrantes. “¡León Blanco, León Blanco!, nos exclamaban preguntando por Juan”, admite Añaterve, que sobre la marcha trató de contactar con el polifacético luchador grancanario. “Pero no pudimos porque está en Miami con sus peleas de la UFC”, se lamenta.

“Su predisposición fue muy grande, ya que quieren practicar lucha y a la vez enseñarnos las técnicas de la suya; de hecho les mostramos algunos vídeos de nuestras luchadas y ellos hicieron lo propio con las suyas”, comenta Abreu. Sabedor de “las limitaciones actuales para poder agarrar”, el bregador norteño sí se comprometió al menos a “trabajar con ellos en su acondicionamiento físico y hacerles más llevadera su estancia aquí”.

Pero no solo los migrantes quedaron prendados de los improvisados profesores que les visitaron este miércoles. Y es que Añaterve, Samuel y Eliecer fijaron sus ojos en un joven de chaqueta anaranjada, “que medía por lo menos dos metros”. Se trata de Pa Manta Diouf, un destacado bregador de lucha lamb en Senegal. “Físicamente se le ven muchas condiciones”, advierte Abreu, al que enseguida se le vino a la cabeza un cierto parecido con “Mahamadou Camara, que en su día tuvo que emigrar a la Isla y ahora, en tiempo récord, es puntal A”.

De hecho, la idea inicial de Añaterve es que el propio Camara se acercara con él a Las Raíces a esta primer toma de contacto. “Aunque él es de Mali y la mayoría de los chicos allí son senegaleses, no hay mejor interlocutor que Mahamadou para hablarles de lucha canaria; ni mejor espejo tampoco, porque además trabaja como mediador en un centro de migrantes menores en Arafo. Pero por turnos en su trabajo no pudo ser”, comenta el deportista orotavense.

Cuenta pendiente, la de Camara, para un siguiente acercamiento que Abreu ya espera sea oficial. Al menos las perspectivas parecen halagüeñas a tenor de la repercusión que ha tenido en las últimas horas. Y es que al margen de comprometerse a “llevarlos a ver un terrero cuando la lucha vuelva a arrancar”, Añaterve también se ha encontrado con el compromiso de ayuda por parte de diferentes estamentos oficiales. El primero de ellos, “la Federación de Lucha de Tenerife, que con Jeremías Rodríguez al frente, va a ceder ropa”, así como “diferentes partidos políticos” que ya le han dicho al puntal isleño “que van a intentar lograr la colaboración de varias marcas comerciales para echar una mano”.

Admite Añaterve que en su visita del miércoles le llamó la atención “toda esa gente que está volcándose con los chicos de distintas maneras, ya sea dándoles ropa, comida, o incluso pelándolos”. Una labor desinteresada “y un esfuerzo que merecen ser valorados”. Un “granito de arena” que también aporta él mismo. Sin que nadie le obligue. Sin buscar nada a cambio. Confirmando que la lucha canaria es un deporte noble como ningún otro y que no distingue entre razas ni colores.

En su visita, Añaterve, Eliecer y Samuel entregaron a los migrantes ropa de brega y se fotografiaron con todo el que lo deseó. Ellos también se llevaron su recuerdo gráfico.

“Siento que ahora no puedo retirarme y fallarle a la lucha”

La implicación de Añaterve y otros luchadores se propicia en parte al tiempo libre que les deja la inactividad en su deporte. De las pocas noticias positivas para una práctica que lleva más de un año en el dique seco. “Estamos que nos subimos por las paredes”, admite Abreu, cuya reivindicación, a modo de portavoz de su colectivo, es clara. “No pedimos nada que no tengan otros deportes, solo que se estudie y atienda el protocolo entregado por la Federación; que nos digan la hoja de ruta a seguir”, comenta el orotavense. “Soy sanitario y sé lo que sucede, y sé que la lucha, como la conocíamos antiguamente, va a costar recuperarla, pero es que estamos igual que hace más de un año, cuando de un día a otro nos dijeron que ese fin de semana no se luchaba”, se lamenta el puntal tinerfeño.

Lo más sencillo para Añaterve, a sus 39 años, un trabajo, y una familia con dos hijos, sería resignarse y dejarlo. “Cada día pienso más en la retirada que en volver a luchar, pero si quiero regresar no es por mí, sino por los jóvenes, esos que han perdido ya más de un año de formación, por esos niños que se podrían quedar sin captar...”, argumenta. Y es que Abreu se siente “en deuda” con una disciplina que se lo “ha dado todo, como persona y como deportista”. “Me parece una falta de respeto abandonar el barco, y por eso no me gustaría dejarlo ahora; no le puedo fallar a la lucha”, añade. Sin poder palpar la arena de los terrenos, ni sentir la ropa de brega de un rival, Añaterve trata de seguir en forma. “Sigo entrenando y gracias a mis preparadores me he mantenido e incluso bajado algún kilo; es duro pero tengo que mirar también por mi salud”, explica el puntal sobre una vuelta llena de incertidumbre.