La semana que empezó con el aliciente de la visita al FC Barcelona se torció por la detección de dos casos positivos por coronavirus en la plantilla de la UD Granadilla Tenerife y el aplazamiento del partido. ¿En qué medida cree que afectará este inconveniente al equipo?

Es una pena que no hayamos podido ir a Barcelona, pero lo primero es lo primero y la opción más sensata y razonable era parar hasta que sea seguro volver a jugar. Personalmente, me considero una persona positiva, así que estoy segura de que este parón incluso nos vendrá bien. Seguro que volveremos todavía con más ganas de competir.

¿Qué balance hace de la temporada de la UD Granadilla Tenerife? Comenzaron perdiendo en La Palmera ante el Madrid, pero luego enlazaron once jornadas sin perder. ¿Qué pensó después del primer tropiezo?

Esa derrota en la primera jornada solo hizo que fuéramos con más ganas al siguiente partido. Empezar la temporada perdiendo y hacerlo solo por 0-1 tampoco es que fuera tan grave. Y no es que el Madrid fuera tan superior. No nos vinimos abajo en ningún momento ni pensamos que íbamos a entrar en una mala dinámica.

Pero tampoco imaginaría que iban a iniciar una racha tan positiva y que incluso iban a liderar la clasificación de Primera.

La verdad es que no era algo imaginable en ese momento. Si al principio de la temporada nos dicen que íbamos a conseguir todo lo que hemos hecho hasta ahora, ninguna se lo habría creído, incluyendo al cuerpo técnico. De todos modos está siendo una temporada atípica y con virtualidades porque algunos equipos han jugado más partidos que otros por la suspensiones que se han producido.

Sus compañeras han destacado la conexión que se ha establecido con el cuerpo técnico.

Están haciendo trabajo brutal y gran parte de los resultados que estamos cosechando es gracias a ellos, pero también a las jugadoras. Cuando las cosas van bien, todo es más llevadero. Sí tenemos un muy buen grupo. Esa es una de las razones por las que estamos haciendo tan buena temporada.

¿Qué está siendo lo peor?

Esta temporada está siendo un poco rara porque no hay público en los estadios. Lo de salir al campo y no ver a nadie en las gradas es triste. Pero la salud es lo principal y hasta que la situación no esté un poco mejor, lo más razonable es evitar aglomeraciones. Dentro de lo malo, lo positivo es que habíamos podido jugar con bastante regularidad. Otra cosa que no nos gusta está en los viajes. Normalmente dábamos un paseo por la ciudad antes de los partidos y ahora no nos permiten salir de los hoteles. Por ejemplo, vas a Barcelona y es como si estuvieras en cualquier otro lugar. Aparte de todo esto, me lo estoy pasando bien porque lo que me gusta es jugar y disfrutar de mis compañeras.

¿Qué origen tiene esa pasión por el fútbol? ¿Cómo empezó?

En realidad, empecé jugando al baloncesto. Hasta los seis años no jugué al fútbol. A partir de ahí fui compaginando los dos deportes con los estudios. Pero llegó un momento en el que no podía hacerlo todo, era demasiado, y tuve que tomar una decisión: baloncesto o fútbol. Ahí fue cuando me llamaron por primera vez de la selección española de fútbol. Ese fue el punto de inflexión para mí.

Por lo que cuenta, las cosas le fueron mejor de lo esperado.

Sí, puede ser. Está el factor suerte y, además, que te encuentres en el lugar oportuno y te vea la persona adecuada. Pero si me llamaron en ese momento de la selección española sería porque vieron que tenía condiciones para jugar.

¿Dónde tiene la medalla de campeona del mundo sub’17 que conquistó en 2018?

En mi cuarto.

¿Colgada en la pared?

No. En una cajita.

Guardaría otros recuerdos de esa experiencia en Uruguay.

Sí. Camisas del mundial, por ejemplo. Pero con lo que nos quedamos todas las jugadoras, más que con eso, fue con la convivencia, las relaciones, las amigas...

¿Cuál sería su próximo horizonte con la selección?

Por edad, sigo siendo sub’19. Pero con la situación del coronavirus todo está en stand by. Sé que hay un Mundial sub’20 que se suspendió el año pasado y que supuestamente se jugará en 2022. Ahí todavía seguiría siendo sub’20, así que tendría la posibilidad de ser convocada. Mi caso cuadraría con la generación de 2002 y 2003. Ojalá cuenten conmigo y, ¿por qué no?, más adelante también me llamen de la absoluta. Todavía soy muy joven.

¿Cómo está siendo su temporada? ¿Está conforme?

Estoy contenta. Lo que quiero es ir sumando el mayor número de minutos posible cada temporada en la Primera Iberdrola para crecer como futbolista. No hay muchas chicas de 18 años en esta categoría. Tener minutos ya es muy importante para mí. Es un escaparate para nosotras incluso pensando en la selección.

¿Se sintió siempre valorada?

La temporada pasada me dieron bastantes oportunidades en el primer equipo. Ahí fue cuando empecé a sentirme más importante. Noté que sí había una apuesta firme por mí. Desde entonces he seguido contando con minutos. Sí es verdad que hace dos temporada tuve un momento con más dudas, por mi juventud, porque en el fútbol hay compañeras más veteranas y con potencial y es difícil entrar... En ese entonces era más pequeña y físicamente me costaba más, pero cada vez me veo más potente y con más recorrido.

Hablando de las veteranas, supongo que sus experiencias le servirán para saber cómo ha cambiado el fútbol femenino. ¿Ha conversado con ellas sobre esas diferencias?

Sí. Hace unos años habría sido impensable hacer todo lo que hacemos ahora. Ellas me cuentan un montón de cosas que hacían, cómo viajaban, dónde jugaban... Son dos mundos diferentes. El fútbol femenino está muy valorado ahora. Quizás es por el buen papel que se hace en la selección nacional y la Federación, y porque la Liga es más competitiva cada año. Está todo más profesionalizado y es de agradecer. Ellas, las veteranas, han abierto el camino para que otras tengamos todas estas facilidades.

¿Qué faltaría?

El quid de la cuestión es que nosotras no generamos el dinero que generan los chicos. Compararnos con los chicos a nivel de salarios y de recursos económicos, es impensable. Lo que nosotras pedimos es un mínimo. No pedimos ganar millones, pero sí, por ejemplo, que se vea más el fútbol femenino por la televisión, que las niñas sepan que tienen este espejo en el que mirarse, y no solo el de Messi o Cristiano. Que vean a Alexia Putellas y piensen que ellas pueden hacer lo mismo. No pedimos millones, eso es una utopía.

¿Nota más interés en el fútbol por parte de las canteranas?

Sí veo mucha más chispita que hace unos años. Cuando empecé jugando a fútbol sala en el colegio, no es que fuera raro, pero si destacaba una chica, captaba todas las miradas porque no era común. Ahora es diferente. Por ejemplo, hay equipos de base formados solo por niñas. Cuando empecé, esa opción no existía. La única alternativa era jugar en equipos mixtos. El cambio es una buena señal.

¿Es futbolera?

Sí. Soy bastante futbolera y del Tete. Vivo al lado del estadio. Recuerdo ir de pequeña a los partidos con mi familia a Herradura o a San Sebastián. También soy del Atlético, porque mi padre es muy colchonero. Pero tampoco soy forofa ni veo partidos de todas las Ligas. Conozco a gente muy friki.

¿Es complicado ser universitaria –Magisterio– y futbolista?

Sobre todo lo fue el curso pasado, antes de empezar en la Universidad. Segundo de Bachillerato me resultó bastante estresante. Tenía que faltar un día a la semana al instituto para poder asistir a los entrenamientos y siempre estaba por detrás de los compañeros, pero en el colegio me dieron todas las facilidades posibles y pude salir adelante. Ahora estoy mucho más cómoda. En la Universidad tengo el turno de tarde y los entrenamientos son matinales.

¿Es profesional?

Sí. Tengo ficha profesional desde hace un año. He notado que la apuesta del club ha sido firme.

Con su trayectoria y con su edad, ¿no le han llegado ofertas de otros equipos?

Lo vivo con la mayor tranquilidad del mundo y apoyándome en los consejos de mi familia. Una siempre está abierta a escuchar lo que puedan ofrecer, pero hoy en día estoy muy contenta donde estoy y no pienso ir a otro lugar.

¿Qué tiene el Granadilla?

Es un club muy familiar. Por ejemplo, hay un montón de chicas que llevan años en el equipo, desde que subió a Primera División. Eso quiere decir que se está haciendo un trabajo muy bueno y que ellas no quieren cambiar. Luego está el tema de las instalaciones. Son con las que contamos y por ahora nos va bien. Ojalá podamos tener unas mejores en el futuro, adaptadas a la Liga en la que jugamos. Si un equipo masculino de Tenerife ascendiera a Primera, sería inconcebible que jugara en un campo como el nuestro. Ya estarían removiendo mar y tierra para buscar unas instalaciones mejores. Ojalá nos pasara a nosotras.