Lleva un año formando parte de la selección juvenil permanente, un proyecto de la Federación Española que compite en la Superliga Masculina 2 con el nombre de Castilla y León Palencia 2022.

El pasado sábado visitó el Pabellón del Colegio Cisneros, del que salió hace 18 meses con el equipaje lleno de ilusión y con la esperanza de poder mejorar en un deporte del que muy pocos son capaces de vivir en nuestro país. “Tengo claro que esto no es el fútbol, pero aspiro a poder ganarme la vida haciendo lo que me gusta. En España el voleibol solo da para vivir mientras juegues, es un sueldo más. Pero luego, cuando se acaba, hay que tener otra alternativa”, relata concienciado de lo que le espera.

Por esa razón, Nieves desliza que su sueño “es poder jugar algún día en Italia porque es la mejor Liga del mundo y porque allí todos son profesionales y están valorados como tal. Trabajo cada día con esa ilusión, pero aún tengo que formarme para seguir creciendo y poder llegar a ser también internacional absoluto con España”.

En Palencia vive en una residencia “en habitaciones individuales desde que estamos con esto de la COVID-19. Antes compartías el cuarto con otro compañero, pero ahora todo eso se ha acabado. Entrenamos dos veces al día, vamos al instituto y una vez por semana tenemos un tutor que intenta explicarnos cualquier problema que haya surgido para reforzar lo que hacemos en clase”.

El coronavirus también ha modificado el calendario internacional y Nieves se quedará sin poder acudir al Preeuropeo. “Normalmente era en febrero, pero este año lo han suspendido, así que toca seguir trabajando para estar preparados cuando haya otra vez compromisos internacionales”, manifiesta con cierta expectación pese a las múltiples incógnitas que plantea la evolución de la pandemia.

La exigencia es el denominador común en el CyL Palencia 2022. Ninguno de los componentes de su plantilla rebasa los 17 años y compiten contra equipos con mucha más experiencia y que cuentan, incluso, con extranjeros en sus filas. “Cuesta ganar un partido, pero aprendemos muchísimo. Tenemos un rodaje que sería muy complicado de adquirir en SM2 y, además, son proyectos de dos temporadas en las que jugamos juntos. Eso nos hace conocernos mucho mejor y mejora nuestro rendimiento cuando, de verdad, nos medimos a jugadores de nuestra generación en competiciones internacionales”.

A nivel individual, Nieves reconoce que su estancia en la selección juvenil permanente “me ha hecho mejor jugador del que era cuando estaba en el cadete del Cisneros. Ahora gestiono mejor mis reacciones dentro de la pista y controlo situaciones en las que antes me precipitaba demasiado. Te enseñan a elegir las jugadas, a madurar y a crecer para que evoluciones”, cuenta.

Tampoco olvida el tinerfeño sus orígenes, en la cancha del Colegio Cisneros, que pisó esta vez como jugador visitante. “Tuve la suerte de estudiar allí y empezar en un deporte que es la principal seña de identidad del centro. Hay pocos colegios así en España y tenemos la suerte de tener uno en la isla, con ese amor por el voleibol y todo lo que lo rodea. Este año tienen un buen equipo, de los mejores de la categoría. Han renovado la plantilla y han acertado con los fichajes. Ojalá y les dé como para pelear al final por el ascenso a la Superliga 1. ¿Volver? Por supuesto que sí. Sería un placer jugar en el primer equipo algún día”. Pero antes, Nieves tiene que seguir peleando por alcanzar unos sueños que aún no tienen techo.