“Cada viernes me preguntaban: ¿míster, qué hay de lo nuestro?”. La respuesta de Samuel Rodríguez, coordinador de la Escuela Municipal de Fútbol de Arafo, era la misma. Entrenaban como los demás y vestían el mismo uniforme, pero no podían participar en los partidos. Así era la vida en el club de tres niños desde que comenzó la temporada 2020/2021, interrumpida en las categorías de formación a causa de la pandemia. Solo se diferenciaban de los otros alumnos por ser menores extranjeros no acompañados, es decir, jóvenes migrantes, razón por la que la Real Federación Española de Fútbol, siguiendo la pauta de la FIFA, no les concedía las licencias para intervenir en las competiciones. La Escuela había solicitado una y otra vez los correspondientes permisos sin éxito. Pero la situación dio un giro inesperado recientemente –para bien– después de que el Consejo Superior de Deportes, a raíz de una gestión iniciada por el Diputado del Común en Canarias, Rafael Yanes, ordenara la expedición inmediata de la ficha federativa de otro menor que se encontraba en esa misma situación y que residía en Tenerife.

La medida adoptada por el CSD crea un precedente que desbloqueará el caso de los tres juveniles de la Escuela Municipal de Arafo, cuyos dirigentes habían comenzado sus gestiones de manera paralela, sin conocer la existencia del otro caso abierto, para garantizar la igualdad de estos chicos a todos los niveles. Precisamente, ese fue uno de los objetivos que se marcaron Samuel Rodríguez y Julio Durán, director metodológico, cuando pusieron en marcha su proyecto en el club arafero. “Este es un asunto que no tiene nada que ver con la calidad de un jugador o con la intención de que un equipo sea más o menos competitivo, sino que es una lucha social que persigue la prosperidad de unos niños a los que la vida les puso todo de espaldas desde que nacieron. Solo queremos que mejoren su calidad de vida y que se integren”, cuenta Durán sobre unos jóvenes a los que veía cada tarde junto a la Escuela de Fútbol, en la plaza y sin otra ocupación al salir del clase. “Están escolarizados, pero no hacían ninguna actividad por las tardes, así que contactamos con ellos para darles una red de ocio que no tenían”, añade Samuel. Así, de un día para otro, empezaron a formar parte de un equipo de fútbol. El siguiente paso era jugar partidos.

De entrada, no cumplían los requisitos marcados por la FIFA. “La normativa dice que está prohibido federar a menores extranjeros, a no ser que lleven cinco años residiendo en un estado, que su tutor legal viva en el mismo domicilio o que sea el propio estado el tutor legal, pero aquí las competencias en Infancia y Familia están delegadas en la comunidad autónoma”, explica Samuel. “Por tanto, empezaron a ejercitarse con nosotros en septiembre de 2020, al tiempo que nos encargábamos de presentar toda la documentación a las Federaciones Tinerfeña y Española, pero al ver que tenía que ser ratificada en Ginebra para que volviera a España, optamos por acudir al Diputado del Común”, repasa el coordinador de la Escuela. “Mientras, organizamos algún amistoso para que jugaran y se integraran mejor”, apunta Durán.

Lo cierto es que las “puertas cerradas” en los organismos federativos nacionales no frenaron a los responsables del club arafero. “Recurrimos al Diputado del Común, pero al tratarse de competencias nacionales, la solicitud pasó al Defensor del Pueblo y luego al CSD”.

A Samuel le consta que existen cinco casos en Canarias, los tres de la Escuela de Arafo –hay más en proceso de integración y peticiones en curso–, uno en Gran Canaria y el de un niño de un equipo de Santa Cruz de Tenerife por el que el CSD intervino para ordenar la expedición de su licencia. “Ahora esperamos que este caso siente jurisprudencia, porque la situación es la misma: son menores no acompañados que están en las Islas y declarados en situación de desamparo, y todos tienen la tutela del Gobierno de Canarias, que es el que tiene esa competencia”.

La información que manejan en la Escuela de Arafo es que la sentencia del CSD tendrá un efecto inmediato, de manera que confían en que todos sus jugadores podrán competir cuando se reanuden los torneos. Eso sí, necesitan la colaboración de la Federación Tinerfeña. “Hemos intentado contactar con el técnico de licencias y no ha sido posible, pero como la resolución del CSD es firme, sí podremos federar a los nuestros”.

Durán reconoce que han tenido “el don de la oportunidad”, ya que la “lucha” que iniciaron, desconociendo que existía “otra por la vía legal”, ha coincidido con la sentencia de la semana pasada, un paso definitivo que “beneficiará a estos niños y a todos los que vengan”. Si no surgen contratiempos, los de la Escuela vivirán pronto el momento de jugar partidos de verdad. “Saben que ningún niño en su situación tiene licencia, pero no han dejado de preguntar cuándo jugarán, siempre han tenido una llama de esperanza”. El fútbol surge como vía de integración.

La cantera desde un ángulo diferente

Como jefe de metodología de la Escuela Municipal de Fútbol de Arafo, Julio Durán defiende un modelo de formación diferente al de muchos equipos. “Lo que buscamos es cambiar por completo la perspectiva de que todo vale y de que el fin justifica los medios: de cadete para abajo, el fútbol es formativo, la clasificación y los resultados nos dan igual”, explica antes de referirse a la vocación integradora del club. “Dentro de la formación integral que llevamos a cabo, no podemos dejar a un lado a unos chicos que forman parte de la Escuela y llevan nuestros uniformes, así que seguiremos peleando por sus derechos. Se trata de una característica más de un trabajo que es totalmente diferente al que se realiza en otros clubes de la Isla y que no se basa en los resultados”, asegura.