Niños de anteriores proyectos posan con una pancarta realizada por ellos. | | E.D.

Este es el sexto año en el que el CB Arona lleva a cabo un programa de actividades que trasciende del deporte en sí mismo. Cuatro de esas propuestas salieron adelante gracias a las ayudas otorgadas por la Fundación CajaCanarias a diversos proyectos deportivos. El promotor de estas iniciativas fue Rubén Humada, que se estrenó en 2015 con Nos Educamos con el Balonmano, para seguir en 2016 con Por un balonmano para todos. Ya de la mano de Dioni Quelle (Vigo, 1968) llegaron Un balón, un sueño (2017), y Exclusión Cero (2019). Una labor constante reconocida por Acagede en 2018 al distinguirle con el galardón a la mejor entidad sin ánimo de lucro de toda Canarias.

El punto de partida de estos proyectos radica, básicamente, en los centros escolares del municipio sureño. “Damos una clase a todo el colegio, les podemos un vídeo, llevamos a cabo una charla y luego realizamos una práctica”, explica Quelle, que cumple su quinta temporada vinculado al club aronero. El propósito no es, por supuesto, descubrir grandes talentos. “Con la ayuda de los profesores identificamos a niños con necesidades y que no están controlados por los Servicios Sociales. Y a partir de ahí damos becas a los colegios. Por ejemplo, dos por curso desde tercero o sexto de Primaria, y nos mandan 10 o 12 niños. Sabemos que algunos no se meten en actividades deportivas porque sus familias no tienen dinero”, añade el director deportivo del club sureño.

Hasta 170 niños -en 2019- han estado bajo el paraguas de estos proyectos del CB Arona. “Aunque este año, por lo de la Covid, todo es más complicado y solo podemos ser 106”, especifica. Un centenar que se reparten en varios grupos: uno, en Las Galletas, con jóvenes de entre 8 y 12 años; u otro en El Fraile dirigido para los mas pequeños (6 y 7 años) en una actividad en la que “prima la coordinación y psicomotricidad enfocadas al balonmano”. A ellos se añaden un grupo de balonmano playa y otro de perfeccionamiento, así como los de competición que forman los equipos juvenil y sénior masculinos.

“La idea es que todos estos grupos, independientemente de su capacidad económica y estatus social, se integren, y que a la hora de entrenar seamos todos iguales, que no haya ningún tipo de discriminación, dando igual el género”, argumenta Quelle, que sí reconoce haberse topado este año con ciertas dificultades para captar a chicas.

Pero no se queda dentro de la cancha el desarrollo de estos proyectos. “Cada mes tenemos alguna actividad alternativa al balonmano, como la celebración del día de los Derechos Humanos, el Día de la Mujer o el de los Derechos del Niño”, explica Dioni en un intento de que “los padres también participen”, aunque “a veces resulte muy complicado”. Un viaje de fin de temporada (en 2019 convivieron cuatro días con la cantera y el primer equipo del Rocasa Remudas) o dos becas para la asistencia a un campus como premio a los que mejor alternen su expediente académico y a la asistencia a los entrenamientos, son solo algunas aristas más de una loable iniciativa que habitualmente se mantiene alejada de los focos.