Aroa Villa compagina su profesión de enfermera con la rutina de jugadora de baloncesto semiprofesional en el Vega Lagunera Adareva, equipo tinerfeño recién ascendido a Liga Femenina 2. El deporte de la canasta siempre le ha servido como vía de escape pero en los tiempos que corren aún más, puesto que le permite desconectar de la carga diaria que le supone trabajar en el área de covid-19 de su hospital.

Villa ha relatado que realiza ambas tareas “cuadrando horarios” y gracias a que vive con sus padres, que le ayudan mucho en casa, sin embargo, eludir el cansancio tras realizar turnos de doce horas o guardias nocturnas es inevitable.

Para esta alero tinerfeña “el sacrificio vale la pena” porque el deporte de la canasta siempre ha sido un respiro que le ayuda a estar bien, no solo en lo físico sino también en lo mental. De hecho, el entrenamiento que le hacía llegar su club a través de videollamadas fue lo que le mantuvo con fuerzas durante la cuarentena de marzo, abril y mayo, cuando al regresar del hospital tenía que aislarse en su habitación en lo que ella ha llamado “un doble confinamiento”.

“Al estar mano a mano con positivos tuve que tener muchísima precaución con mis familiares, me duchaba antes de salir de la planta y cuando llegaba a mi casa hacía vida aparte a pesar de vivir bajo el mismo techo”, ha señalado. Por su cercanía con los pacientes de covid-19, Villa ha asegurado que los protocolos han mejorado “bastante” desde el comienzo de la pandemia pues a los momentos iniciales de incertidumbre les ha seguido “un cambio total en la rutina de la enfermería” debido a las nuevas normas.

La jugadora ha contado que el hospital se ha convertido “en un lugar seguro” pero siente nostalgia de la parte más humana de su profesión porque se ha perdido “la cercanía” al no poder hablar con el paciente, darles la mano o alegrarles con la noticia de que van a recibir visitas porque estas no están permitidas. Villa sabe que son las personas ingresadas las que pasan los peores momentos en un hospital, pero ha considerado que los sanitarios también viven “situaciones muy duras” que a ella se le olvidan cuando pisa el parqué del pabellón Islas Canarias de Finca España.

Y ya no es sólo la práctica deportiva lo que le ayuda a evadirse de la realidad de su centro sino también que el baloncesto es un deporte de equipo y sus compañeras le apoyan y “siempre tienen una sonrisa” cuando las cosas se tuercen. A causa del trabajo Villa se ha perdido sesiones de entrenamiento y no ha podido ayudar al equipo todo lo que le hubiera gustado en esta segunda aventura en la División de Plata del baloncesto femenino nacional.

De los diez encuentros que ha disputado su equipo, la alero ha estado presente en cinco y tan sólo ha podido viajar con el grupo en una ocasión, para jugar ante el Celta Zorka Recalvi en Vigo.

Al tratarse de la segunda liga de baloncesto femenino en España, la exigencia a nivel de entrenamientos es máxima con hasta dos sesiones de entrenamiento diarias, algo imposible de cumplir para tantas jugadoras que se encuentran en la misma situación que Aroa Villa y que tratan de combinar el deporte de élite con sus trabajos y estudios.

Tras haber descendido en la temporada 2016/2017, el Vega Lagunera Adareva consiguió el ascenso tras ir en primera posición e invicto en la máxima categoría autonómica cuando se decretó la suspensión de las competiciones el pasado marzo.

“Llevábamos muchos años buscando el ascenso, no lo hemos conseguido de la manera que nos hubiera gustado porque queríamos ganarlo en la cancha, pero esto también da un punto de ilusión y ganas por demostrar que nos merecemos estar donde estamos”, ha manifestado.

El reto deportivo del Vega Lagunera Adareva se basa en “dar el cien por cien cada semana en los entrenamientos y en los partidos, disfrutar y trabajar para conseguir la permanencia”.

De momento, las de amarillo cosechan un balance de cuatro victorias y seis derrotas y les restan tres choques para finalizar la primera vuelta ante los tres combinados vascos del grupo A de la Liga Femenina 2.

Tras resolverse los próximos encuentros ante el GDKO Ibaizabal, Azkoitia Azpeitia ISB y Ausarta Barakaldo el combinado tinerfeño podrá saber si competirá por la parte alta o la parte baja de la clasificación.

A pesar de sus 23 años, Villa disputa su cuarta experiencia en LF2 con la entidad lagunera, desde su debut en la campaña 15/16 acumula 32 encuentros en esta categoría además de dos participaciones en fases de ascenso, esto le sitúa como una de las jugadoras tinerfeñas en activo con más encuentros en esta competición.