El féretro de Maradona, sacado ayer de la Casa Rosada en Buenos Aires. | REUTERS

Diego Armando Maradona no llegó a tiempo de instalarse de nuevo en Barcelona. Era un plan urdido por excompañeros del Barça. Sacarle de Argentina, de un entorno nocivo, dotarle de tranquilidad. Curarle la rodilla y la cadera, pero sobre todo concederle un espacio de paz emocional. El astro ahora fallecido estaba de acuerdo, según ha explicado uno de los artífices de la idea, el que fuera lateral azulgrana Julio Alberto, y confirmado a este diario otros excompañeros de vestuario.

Costó convencer a Maradona de que necesitaba salir de unas compañías que no siempre le han beneficiado. Pero accedió finalmente a la mudanza, que debía realizarse después de esta Navidad. “Le hacía ilusión, pero también tenía miedo de salir de Argentina”, explica Julio Alberto. No se llegó a tiempo, evidentemente.

En el plan estaban involucrados también Bernd Schuster, Migueli y Marcos Alonso, excompañeros en el Barça en las dos temporadas que el Pelusa vistió de azulgrana. El ingreso hospitalario en el que se le detectó el coágulo en la cabeza frustró la operación salida, surgida de una preocupación genuina por su deterioro físico y anímico y la desconfianza por su entorno.

Otro de los participantes que ayudó para que se produjera el traslado a Barcelona era Caniggia, exjugador de la selección argentina. Y uno de los más involucrados fue Richy Castellanos, amigo de Maradona desde hacía 27 años. El relaciones públicas, que se había encargado del vídeo de macrofelicitación de más de 150 estrellas del fútbol por su 60º cumpleaños, habló con él el mismo día de su aniversario.

“Le dije aquel día: ‘Quiero que vengas conmigo a Madrid y de allí nos vamos a Barcelona, a la clínica’. Me contestó que después de diciembre, cuando terminara el contrato de entrenador con Gimnasia y Esgrima La Plata, vendría”.

Ese día le contó que Julio Alberto, Caniggia, Schuster, Marcos y Migueli irían también a buscarle. «Así ya parecía que éramos un ejército para poder traerle», explica Castellanos, que asegura que el vídeo de cumpleaños formaba parte de ese plan de seducción para que se aposentara en la capital catalana durante un tiempo indefinido.

“Vivíamos con la expectativa de que hiciera un cambio radical, más sano, gustarse a sí mismo, poder andar. Que volviera a ser el que conocimos. Creo que habíamos hecho un buen plan”, apostilla Julio Alberto. “Sabíamos del problema del covid, habíamos hecho un estudio de los días que podíamos estar en Argentina para ir a buscarlo y traerlo y que no viniera solo. Habíamos estudiado una serie de cosas que han quedado en nada”, expone Julio Alberto.

El exlateral izquierdo, que ha superado un pasado de problemas personales, empatizaba quizá por ello como nadie con la situación de Maradona. Por eso también insistía en alejarle de la gente que le rodeaba en los últimos tiempos. “Barcelona tiene algo que tienen muy pocos sitios: un entorno favorable, médicos extraordinarios, dos o tres clínicas que son punteras. La idea era que no estuviera solo y tuviera alguien de compañía. Queríamos ver a Diego recuperado físicamente y después aprovechar para la recuperación emocional y la autoestima que uno tiene que tener para seguir viviendo. Hay que renunciar a cosas, poner ciertas barreras y saber con qué amistades juntarse y con cuáles no”.

Polémica final

El estado de Maradona se había deteriorado de forma pronunciada en los últimos tiempos. La última vez que se lo vio en público fue en el estadio de Gimnasia y Esgrima, informa Abel Gilbert. Tan mal se le veía que ni siquiera le acercaron un micrófono: no podía hablar. Tuvo que ser asistido para caminar. Los honores que recibió fueron breves. Pronto, todos se dieron cuenta de que Diego no estaba en condiciones de mantenerse en pie y lo llevaron a su casa.

Su médico personal, Leopoldo Luque, intentó despejar los fantasmas y temores posoperatorios. “Diego está increíble”. No era verdad. Alfredo Cahe, el histórico médico de cabecera de Maradona, criticó las últimas decisiones que se tomaron en torno a la salud de su expaciente. “No se lo cuidó como correspondía”. Según su criterio, Diego tenía que haber permanecido en la clínica. De añadido, su abogado Matías Morla criticó la media hora de tardanza de la ambulacia en aparecer en casa del mito. Hasta su muerte se llena de controversia.