El consuelo no gana partidos, pero sí reconforta. El Iberostar Tenerife sufrió ayer su primera derrota del curso en la Liga Endesa. Lo hizo en un escenario -el Palau- y contra un rival -el Barça- propicios para ello. Un tropiezo que se entiende por no pocos errores de los laguneros, muy intermitentes en su producción exterior (con los escoltas desaparecidos hasta el cuarto final) y lastrado por varias pérdidas y numerosos malos tiros, la mayoría de ellos fruto de una aplicación defensiva brutal de su oponente. Aquella que durante muchos minutos maniató a los directores de juego aurinegros, ya fuera con una presión a toda pista o simplemente por músculo y centímetros. Ahí, libra por libra, el Canarias se llevó una bofetada de realidad, esa que se pueden permitir dar los conjuntos grandes, con un físico varios escalones por encima del resto, y a la vez con un fondo de armario que acaba marcando diferencias.

Nada menos que 51 puntos de los reservas azulgranas (en el minuto 17 Jasikevicius ya había tirado de sus 12 jugadores) recibió el Iberostar (sus suplentes solo sumaron 21), lastrado por la baja de Dani Díez, y mermado por una rotación escasa, en la que Álex López no viene contando en demasía. Tara ya importante que se convirtió en definitiva cuando, por ejemplo, Huertas no exhibió su mejor tarde (2/11 en tiros de campo). Aún así, los canaristas siempre permanecieron con la cabeza bien erguida. Incluso cuando se vieron 13 abajo (60-47) con poco más de 10 minutos por disputarse. Esta vez, sin embargo, el orgullo no le fue suficiente al Iberostar para mantener su condición y asaltar el Palau. Un recinto del que, eso sí, se marchan los canaristas sin ningún tipo de reproche.

El arranque del Iberostar fue vertiginoso. Sin miedo a correr cada vez que pudo, pero sobre todo con paciencia en ataque y buscando una y otra vez a Shermadini cerca de canasta. Ahí el georgiano explotó su gran momento de forma, ya fuera en el 2x2, sacando el balón fuera o bien finalizando él mismo (6-12). Y aunque el Barça también anotó con cierta facilidad debajo del aro (con penetraciones), a la productividad de Gio (ocho puntos y tres rebotes para 13 de valoración en el primer cuarto) se le sumó un Doornekamp infalible desde el 6,75 y también Fitipaldo (8-15). Con las primeras rotaciones el Canarias siguió explotando las ventajas que se le generaban en el cinco, esta vez por medio de Fran Guerra, para disparar su renta hasta el 12-20 (8').

Sin embargo, dos malos tiros de Huertas, un triple de Calathes y otro par de balances defensivos defectuosos hicieron cambiar las tornas por completo (19-20). El Barça renunció a jugar con un poste claro (Oriola y Mirotic dentro) a cambio de poder correr y ponerle más agresividad al choque. Así, y con Mirotic haciendo daño en la pintura el conjunto culé fabricó un parcial de 14-2 para hacer dudar a los isleños (26-22).

De nuevo Shermadini

Momento delicado para el Iberostar, al que le costaba salir de la presión a toda pista de la locales primero, y alcanzar luego una buena circulación para conseguir situaciones claras de tiro. Los laguneros trataron de escapar del atolladero recurriendo a la fórmula de poner dos bases en cancha. Buscó Vidorreta más cerebro, pero sobre todo un mayor equilibrio ante un rival muy intenso y que apenas permitió mirar a canasta a los escoltas canaristas: 0/1 en triples entre Salin y Butterfield al descanso. Por unos minutos el Canarias aguantó en un intercambio de canastas e incluso logró meterse de lleno en el partido (30-28, 17') con un Shermadini cargando como nunca el rebote ofensivo, toda vez que al georgiano le costaba ya horrores poder recibir dentro para jugar el uno contra uno.

Sin embargo, ahí el Barça subió un punto la intensidad atrás y de la agresividad defensiva pasó a la marrullería, como la de Mirotic para tratar de desquiciar a Shermadini (técnica para ambos), o incluso la de Nacho Rodríguez, director deportivo azulgrana, que se acercó al banco canarista a increpar a sus entrenadores. El Iberostar se desconectó un momento y entre un par de pérdidas y la buena mano a media distancia de Oriola y Kuric, la ventaja azulgrana se disparó hasta la decena (40-30) poco antes del descanso.

El Iberostar se topó a la vuelta de vestuarios con los mismos problemas del inicio de partido, la incapacidad para frenar las penetraciones de Calathes (cinco puntos seguidos) para el 46-34. El cuadro isleño logró que, a lo sumo, su desventaja se mantuviera alrededor de la decena, de nuevo sustentado por la productividad interior de Shermadini (48-41). Sin embargo, las malas prestaciones aurinegras desde el 6,75 (0/4 en el tercer cuarto con Cavanaugh errando dos liberados) le impidieron volver a meterle miedo a un Barça que llegó a disponer de un colchón de 13 puntos (56-43 y 60-47).

Como en duelos y situaciones anteriores, el Iberostar no optó por la rendición, sino que apretó con su segunda unidad. Totalmente huérfano durante más de 26 minutos de aportación exterior, el cuadro isleño volvió a ajustar el punto de mira para albergar de nuevo esperanzas de asaltar el Palau (62-58) y aunque Huertas tuvo bola para poner a los suyos a solo tres puntos, entre una técnica a Vidorreta -la segunda por lo que sería descalificado- y tres triples locales, el Barça se disparó casi de forma definitiva (71-61 y 77-66). Lejos de bajar los brazos el cuadro canarista mantuvo la intensidad, pero la falta puntual de acierto impidió esta vez la remontada.