Una prueba de verdad. Seis victorias en otros tantos partidos, sorteando cada uno de los reveses que se le ha puesto por delante, y dando la sensación de un equipo cada vez más hecho, han convertido a este Ibertostar Tenerife en unas de las revelaciones en el arranque de la Liga Endesa. Los trabajados y meritorios triunfos más recientes contra el Joventut y el Unicaja -dos de los claros candidatos a jugar playoff- son una palpable muestra de ello. Esta tarde, en el Palau y contra el Barça, llega para los aurinegros un test más complicado si cabe.

Un examen para saber si esta plantilla está realmente capacitada para asuntos mayúsculos; para tutear y dar un susto a cualquiera que se le ponga por delante. Se llame como se llame. El pasado curso, hasta el parón, el conjunto de Txus Vidorreta demostró una enorme fiabilidad ante los rivales de la zona media y baja de la tabla, aunque le faltó algo para poder tumbar a alguno de los gallos. Luego sí lo hizo, precisamente, con el Barça en la Fase Final, pero en un encuentro que para los azulgranas solo era de rodaje en su propósito de llegar en condiciones a las semis. Esta tarde, la historia cambia por varios motivos.

Se topa hoy el Iberostar con un Barça con más hechuras que nunca. Las de una plantilla muy completa y física, y las de su nuevo técnico, un Saras Jasikevicius por el que los blaugranas llevaban suspirando un par de años. La dificultad del envite se redobla en tanto en cuanto que los culés no conocen la derrota este curso como locales, ni en Liga Endesa (4-0) ni en la Euroliga (3-0). Además, la recuperación, tras sendos problemas físicos, de Mirotic y Higgins -dos primeras espadas- hacen del equipo catalán un adversario casi inexpugnable.

También con una sólida coraza se ha recubierto este Canarias. Las primeras victorias del curso casi de rebote y los tropiezos en la Supercopa y en la Final a 8 de la BCL han quedado ya atrás gracias a las buenas sensaciones mostradas en los últimos encuentros. El Iberostar es ahora un equipo más formado y consistente, con un Shermadini en estado de gracia, un Huertas que se va acercando a la versión del pasado curso, un Doornekamp desequilibrante desde el arco y efectivo en su trabajo oscuro, e incluso un Cavanaugh que se va sacudiendo las dudas de su errática y dubitativa puesta en escena como canarista.

Irregular, pero contundente

Precisamente una de las características por las que viene brillando este Iberostar es por su capacidad de sufrir y no hincar la rodilla. Cualidades ya exhibidas hace una semana en Málaga cuando los laguneros se rehicieron hasta en tres ocasiones de sendas desventajas de 10 puntos. Virtudes seguramente necesarias para el duelo de hoy frente a un adversario que también viene mostrando dentro de sus partidos muchas grietas en lo que a regularidad se refiere, pero al que no le tiembla el pulso cuando tiene que poner la directa. Buena fe de ello puede dar el Baskonia, que el viernes encajó un 2-14 final tras haber estado 8 minutos y medio sin encajar una sola canasta en juego. Ese esfuerzo en el epílogo del Barça debería jugar a favor del Canarias, más descansado (los culés no han tenido ni 48 horas de reposo) que su adversario tras no haber podido disputar el derbi. Al asalto al Palau se antoja complicado, pero no imposible.