Fran Sol y Raúl de Tomás pertenecen a generaciones diferentes, les separan dos años. Sol cumplió 28 en marzo, y De Tomás hizo los 26 hace solo dos semanas, pero una vez superada sus etapas en el fútbol base, llegaron a coincidir en la plantilla del Real Madrid C, en Segunda B, un escalón que ha sido suprimido de la cadena blanca. Se encontraron allí cuando Sol regresó a la fábrica de sus dos cesiones del año anterior, al Lugo y al Oviedo. De Tomás ya estaba en el C, donde la campaña precedente había anotado 8 dianas. El papel de ambos en el conjunto que dirigieron primero Manolo Díaz y más tarde José Aurelio Gay, sería muy diferente. Fran fue suplente de Mariano (ahora en el primer equipo), aunque jugó mucho, 31 partidos, y marcó 7 goles. De Tomás solo tuvo presencia en un encuentro, porque subió al Castilla durante esa campaña.

Goleadores de estilos diferentes, aunque no complementarios, porque los dos necesitan el espacio natural de un 9, ambos delanteros representaban un punto y seguido en la sucesión de delanteros que fabricaba el club blanco, cogiendo la estela de los Negredo, Soldado o Joselu. Pero las trayectorias se bifurcaron, porque el ahora ariete del Tenerife decidió marcharse al final de esa campaña y enrolarse en el Villarreal, para jugar en el filial, donde coincidió con Jose Naranjo y Nahuel. Desde allí dio el salto a la Eredivise.

Fran Sol, que fue el goleador de todos los equipos de la base hasta el de Tercera, desde que llegó de Vicálvaro, es miembro de una generación impresionante, a la que da brillo la presencia en la élite de futbolistas consagrados, como Dani Carvajal, Lucas Vázquez (Real Madrid), Pablo Sarabia (PSG), Morata (Juventus), Rodrigo y Sobrino (Valencia), Pacheco (Alavés) y su pareja inseparable en el dúo mortífero de las categorías inferiores, Óscar Plano (Valladolid). Todos ellos culminaron su etapa de formación como vencedores de la Copa de Campeones de juveniles, ante un Valencia en el que jugaban Isco y Alcácer.

El delantero blanquiazul se impulsó en Villarreal, allí debutó en Primera y se reencontró con la mejores sensaciones, porque en el segundo año a las órdenes de Paco López (ahora en el Levante) jugó 32 partidos y metió 16 goles, que le abrieron las puertas del Willem, donde justificó su calidad: 39 goles en 79 partidos, más de un tanto cada dos encuentros. El siguiente movimiento lo llevó Ucrania, al equipo más grande de esa Liga Premier, el Dinamo de Kiev, donde recibió la llamada del Tenerife. Es fácil entender que su reto es demostrarle al fútbol español a qué generación pertenece y qué clase de delantero es. Tiene una asignatura pendiente en España y sabe que le sobran condiciones para aprobarla.

Ese camino de éxito lo ha recorrido ya Raúl de Tomás, que ha llegado a estar por encima de sus compañeros de foto en la base. De Tomás compartió con Lucas Vázquez, Casemiro, Álex Fernández o Jesé. Su trayectoria fue de manual. Subió al Castilla, jugó mucho en Segunda, hizo pretemporadas con el primer equipo y se marchó cedido al Córdoba, luego al Valladolid y finalmente al Rayo Vallecano, donde explotó de forma espectacular: los rayistas subieron a Primera de la mano de sus 24 goles y él se destapó en la élite con 14 dianas, a pesar del descenso del equipo de su niñez. El Real Madrid nunca renunció a sus derechos, hasta que aprovechó su explosión para venderle al Benfica, desde lo captó el Espanyol, donde decidió continuar desoyendo una avalancha de ofertas.

A Sol le queda todo por hacer en España; a De Tomás le mueve el deseo que volver a lo que ha sido su estatus natural, la élite. Uno, el tinerfeñista es un delantero total, un rematador puro, pero también un jugador con los mínimo técnicos cubiertos; el otro es un delantero de clase con toque y pegada, que combina bien y asume liderazgo. Dos estilos que conducen al gol. Dos 9 de la misma cepa que se reencuentran mañana.