El acierto en este tipo de reconstrucciones, que pueden considerarse exprés, porque su vigencia se reduce al año en curso bajo la inexorable exigencia de los resultados, se mide, no obstante, a medio plazo, cuando realmente el discurrir de la competición ayude a resolver determinadas incógnitas propias de la situación. En la segunda mitad de la temporada sabremos cuántos de estos diez nuevos inquilinos de la plantilla son titulares, cuáles, aun no siendo indiscutibles, prestan el servicio para el que fueron contratados, y qué cuota de la 'inversión' resulta fallida. Nunca cuajan todos. Incluso cabe contemplar la posibilidad de que algunos de los primeros fichajes queden relegados por los últimos que llegaron.

Cordero empezó incorporando jóvenes con poco o nulo recorrido en la categoría y, en el acelerón final, el retrato de sus contrataciones evolucionó hacia el de jugadores curtidos, consolidados, con experiencia y calidad contrastadas. Es verdad que el mercado 'bueno' es el tardío, pero también puede añadirse a la ecuación el peso de las tres derrotas consecutivas y la sensación tan pobre que ha ido dejando el equipo.

Nos manejamos en términos de cantidad, pero el reto este verano era reponer calidad. La gran tarea, nada sencilla por cierto, consistía en amortiguar la salida de la plantilla de los tres futbolistas que engranaban el funcionamiento del equipo y marcaban la diferencia: Luis Pérez, Milla y Dani Gómez. En el caso de Luis Pérez, fuente primaria de la ruptura del equipo en ataque, no se requería tanto encontrar un igual sino buscar otra alternativa para poder seguir sorprendiendo desde la defensa. En el de Luis Milla, obviamente, casi ha habido que resignarse a la pérdida de nivel. El Tenerife necesita un jugador 'grande' para esa demarcación, que ayude a acercar al equipo al área rival. Respecto a Dani Gómez, el vacío que dejó está relacionado con su calidad en los remates, pero también con su papel de generador de situaciones de ventaja, con los desmarques tan productivos que aportó. No hay muchos así en Segunda. Las categorías existen por alguna razón; los tres están en Primera y jugando. Sustituirlos con futbolistas de menor caché y al mismo tiempo lograr que el funcionamiento del equipo ayude a tapar los agujeros que dejaron, es el examen de esta temporada. El tiempo dirá.

La portería, óptima. Es la posición en la que el plantel presenta mayor equilibrio. Dos porteros diferentes, que abren opciones al entrenador para el inicio del juego, y que dan una respuesta notable bajo los palos. Dominan el juego aéreo y tienen experiencia. Se les añade Víctor Méndez, del que existen buenas referencias.

Defensas reales y teóricos. Por posiciones, hay pareja en cada uno de los cuatro lugares de la zaga. Kakabadze y Shaq Moore para el lateral derecho; Bruno Wilson y Alberto, y Sipcic y Carlos Ruiz, en los centrales; y Álex Muñoz con Pomares en el lateral izquierdo. Esta es la teoría, que debe contemplar también la versatilidad de Álex Muñoz y Pomares para jugar por dentro. La realidad es otra. Kakabadze llega como muy buena solución para el puesto de '2', pero también para que Shaq Moore pueda actuar como interior derecho. Lo mismo está sucediendo en el lado contrario, con Pomares en funciones más ofensivas y Álex como lateral. Con independencia de cómo los utilice Fran Fernández, la realidad del puesto de defensa es que queda cubierto en cantidad y con calidad suficientes para competir al mejor nivel. Hay estatura, velocidad, y experiencia para defender hacia adelante. La tarea de iniciar el juego con criterio sigue siendo mejorable, aunque quizás estemos ante una elección relacionada con el estilo.

Una media de nuevo cuño. En dos días, Juan Carlos Cordero cerró las incorporaciones de dos jugadores para el doble pivote, ambos con un indiscutible prestigio en la categoría. Valentín Vada y Ramón Folch, con la peculiaridad de que ambos pueden jugar en las dos posiciones del puesto. Vada y Folch tienen estilos diferentes, los dos son buenos con la pelota, pero el argentino responde más al perfil creativo que el catalán. Sin embargo, los dos han jugado más de volante ('8') que de pivote. Aitor es indiscutible, pero para el otro puesto ahora hay cuatro jugadores: los dos citados, Zarfino y Javi Alonso, aunque el canterano está, en realidad, más dotado para hacer de Aitor. Entre Vada, Folch y Zarfino se disputan la posición de recorrido. Vada tiene quite y mucha clase y juega muy cómodo en campo abierto; Folch es el interior completo, con y sin la pelota. También puede jugar donde lo hace ahora Aitor. Zarfino presenta un perfil menos relacionado con la organización, más de llegador. No hay que descartar que acabe actuando por detrás del delantero. Son cinco jugadores para dos posiciones a cuya aportación hay que aportar la versatilidad del uruguayo en zonas interiores.