Seis meses después de lo inicialmente previsto, en un escenario diferente -y de mayor enjundia como es el OAKA de Atenas-, y todo a una carta. El Iberostar Tenerife se mide esta tarde al Casademont Zaragoza en los cuartos de la Final a 8 de la Basketball Champions League. Y lo hacen los aurinegros en el que pretenden que sea un esfuerzo más dentro de un ajetreado inicio de campaña, pero a la vez el primero de una serie de tres hasta el domingo que bien podrían depararle como botín a los isleños otro título internacional para sus vitrinas.

Más allá de vérselas con un rival de cuidado, el conjunto canarista tendrá que calibrar hoy su capacidad de sacrificio y recuperación. Aquellas que pudieran encontrarse algo debilitadas después de haber afrontado cinco partidos en solo 14 días. Y no dentro de unos parámetros habituales: Supercopa como anfitrión, clasificación a vida o muerte para esta cita de Atenas, prórroga, desgaste extra para remontar 19 puntos de desventaja en un solo cuarto, y también frenéticos viajes, como el que afrontaron los canaristas el lunes para llegar a la capital griega entrada la madrugada.

Si los de Txus Vidorreta han logrado asimilar esta prematura erosión de jugar cinco encuentros en 14 días, se les podría colgar perfectamente la etiqueta de favoritos para el choque de hoy. Principalmente por lo anímico. Un factor cuyas cotas en los laguneros se encuentran en estos momentos por las nubes tras su heroica victoria del sábado en Murcia. El triunfo, al margen de su valor clasificatorio, refuerza enormemente al bloque aurinegro ante la cita ateniense, a la vez que recupera para la causa a un Sasu Salin desconocido hasta el pasado fin de semana. Aún así, no harían bien los isleños en fiar todos sus argumentos baloncestísticos a su fuerza mental, ya que el Casademont también ha comprobado que incluso con lesión de por medio -Krejci es baja para toda la temporada- puede reponerse ante notables adversidades. Remontarle 12 puntos al Granca para acabar ganando casi por 20 es la prueba que mejor lo atestigua.

Para este choque de cuartos también podría valerle a los tinerfeños la referencia oficial más cercana contra su oponente -con victoria canarista por 91-86- y que data de hace apenas 10 días. Pero dicho argumento no termina de sostenerse. Y es que lo apretado en el marcador, el discreto encuentro de algunas piezas básicas en los rojillos (caso de Benzing y Brussino) y, sobre todo, descubrir que Hlinason puede hacerle un roto a Shermadini a poco que los aurinegros no ajusten las ayudas, conceden mucho margen de mejora a los de Diego Ocampo.

Ritmos dispares

Será también, la de hoy, una contienda en la que mucho tendrá que ver el ritmo de juego. La contención y la paciencia de los canaristas frente a la velocidad y desparpajo de los aragoneses, que bien podrían cortarse un tanto ante la escasez de fondo de armario que les ha dejado la baja por lesión de Krejci y la floja aportación de hombres interiores como Thompson y Konate. Y ahí, si el Iberostar logra contener el brío de la línea exterior zaragocista y dominar el rebote de su propia canasta -como ocurrió hace 10 días en el Santiago Martín-, tendrá más cerca el verse obligado a un nuevo esfuerzo -esta vez en las semifinales- apenas 24 horas después.