Visto y no visto. Al Tenerife se le fue el partido en un cuarto de hora final que tiene muy poco que ver con los 74 primeros minutos. El equipo de Fernández nunca fue un dechado de las virtudes que se necesitan para ganar en esta categoría, porque casi toda su producción ofensiva se quedó sin rematar, pero tampoco estuvo por debajo de su rival. Es más, durante toda la primera parte, el Tenerife dio más sensación de poder desequilibrar la pelea a su favor. Las escasas ocasiones que hubo fueron suyas, entre ellas, la más clara, un disparo a bocajarro de Álex Muñoz (1') que repelió con el cuerpo el meta Dani Jiménez. El papel, la trascendencia, el peso específico de los laterales en este Tenerife es relevante. Por el otro costado, el derecho, los centros de Shaq Moore desde tres cuartos de campo siempre dieron la sensación de balón dividido, goloso para un rematador que de momento no existe. En este primer acto, el trámite del juego se equilibró, porque los dos equipos priorizaron evitar riesgos. Es imposible darle continuidad al juego entre dos propuestas tan frontales. El Alcorcón puso la pelota directa sobre Marc Gual casi todas las veces, y entre Sipcic y Bruno Wilson dejaron al delantero sevillano a secas. Los alfareros nunca sacaron la bola por abajo, seguramente en evitación de la presión que activa el Tenerife en todas las zonas del campo. Enfrente, los de Fernández se atrevieron con la iniciativa, jugaron largo desde sus centrales o en aperturas para Moore, apretaron muy bien tras pérdida en zonas intermedias, ocuparon el campo ajeno con mucha decisión y trataron de entrar por los costados, pero la respuesta de los centrales locales a cada centro fue impecable. Total, que el partido bloqueó, con la pelota de lado a lado, casi siempre por arriba. Los enganches que dio Apeh fueron de calidad, el nigeriano nunca tuvo opciones de cara, pero las ganó todas de espaldas al marco y enriqueció la continuidad de la jugada. En una dejada suya, Bermejo volvió a asustar a Dani Jiménez con un disparo que se abrió hasta irse fuera del marco (37'). En el tramo final del primer período, el Tenerife volvió a rondar el gol, en otra acción de banda, con un centro de Álex Muñoz que no enganchó en el lado opuesto Jacobo (44'), y con un cabezazo al que Zarfino no pudo cambiar de trayectoria (45'). El uruguayo construye poco, aparece más que juega, Aitor se ocupa de armar el inicio del fútbol blanquiazul cuando los centrales lo buscan y Gio siempre está cerca del final de la jugada, suplementando.

Más dividido. Después del intermedio nada fue igual para ninguno de los dos equipos. El Alcorcón avisó por primera vez en ataque con un cabezazo que José Carlos elevó mucho (54') tras una acción del catálogo a balón parado de Meré. Los amarillos tocaron más rápido para salir por el medio, en especial a través de Boateng, y el Tenerife sintió que el partido empezaba a dividirse más.

Fran Fernández buscó una mayor activación en la zona de ataque, para ello le dio entrada a Jorge, con solo 10 minutos jugados, y sacó del campo a Pomares. Bermejo se fue al costado izquierdo, aunque siguió cayendo por zonas interiores cuando Álex Muñoz se tiró al ataque. El canterano recién ingresado probó fortuna con un disparo desde la frontal (66') en una de las últimas apariciones del Tenerife cerca del área, porque el cambio que sí trascendió en el partido fue la entrada de Barbero, un canterano de Osasuna que los madrileños han incorporado en calidad de cedido. Suya fue la acción que desequilibró el marcador. Laure, incombustible, persiguió un balón que se iba por el fondo. Cargado de fe, el veterano lateral consiguió ponerla en zona de peligro, Barbero remató, el balón rebotó en Bruno Wilson y se le quedó otra vez a Barbero, que la puso casi en la escuadra con un segundo remate. Pareció fácil... A veces, las discusiones más enconadas, como la que habían sostenido en el trámite del juego el Tenerife y el Alcorcón, se dilucidan con una sutil muestra de calidad. Ayer la puso Barbero.

Era el minuto 74. Fran Fernández movió ficha de inmediato. Metió a Suso en el campo, pasó a Jacobo a la izquierda y sacrificó a Bermejo, que se había vaciado en su trabajo sin la pelota. El intento blanquiazul se quedó en varios centros taponados por la defensa amarilla. Es realmente en situaciones como esa cuando se pueden medir los recursos de un equipo. No había mucho de donde tirar para alimentar el final de la jugada de los blanquiazules.

La sentencia. El peso del gol y el paso de los minutos tuvieron un efecto demoledor, el Tenerife perdió el sitio y jugadores tan fiables como Sipcic, que había estado imperial toda la tarde, se ablandaron. Bellvis (todavía dando guerra) le ganó al serbio una acción en el costado, puso la pelota en el área y otro jugador de indiscutible calidad, Hugo Fraile liquidó lo que quedaba de esperanza. El '10' del Alcorcón controló con frialdad y batió por bajo a Ortolá.

Fran Fernández agotó los cambios, pero ya de manera testimonial a cinco minutos del final y con la derrota asumida e inapelable. Fue un k.o. en toda regla. Dos golpes y a la lona. En eso consiste.