El Tenerife solucionó el partido de su estreno en la temporada con su acierto en dos acciones aisladas, frente a un Málaga que, a pesar de su situación, dio una respuesta muy digna. El equipo de Fran Fernández mereció la victoria porque fue superior en el juego, pero sobre todo tuvo la capacidad de resolver en el área rival sus dos mejores ocasiones, casi las únicas claras. Enfrente, el Málaga cometió graves errores en el inicio del juego y en los achiques con su línea de cinco defensas (5-4-1), y perdonó sus tres claras opciones frente a Ortolá, la primera de ellas incluso antes de que el Tenerife hubiera empezado a carburar. Solo habían pasado 3 minutos cuando Escassi filtró un pase a Calero, el lateral puso un balón dividido que remató Tete Morente y salvó Bruno Wilson con el meta alicantino batido. De ahí en adelante, el Tenerife, siempre intenso y muy trabajador, fue haciéndose con el mando de la situación, aunque con escasa continuidad en su juego. La única sensación de peligro la añadió a un partido muy plano Shaq Moore por la derecha. Los centros envenenados del norteamericano, que sirvió dos balones divididos en la boca del gol, fueron las únicas acciones de desequilibrio en el ejercicio ofensivo de los blanquiazules. El equipo de Fernández empieza a tener muy reconocibles los procedimientos que propone con la pelota: saca arriba a los laterales, cambia siempre la orientación para romper por los costados (en especial por la derecha) y trata de generar superioridad en zonas interiores cuando los teóricos extremos (ayer Suso y Pomares) se meten por dentro para descubrir las bandas a Shaq Moore y Álex Muñoz. Los dos centrales sacan bien la pelota, en corto y en largo, y, en el segundo escalón, Aitor es el eje sobre el que descansa la toma de decisiones.

Doble lateral. Fran Fernández apostó por colocar a Pomares como interior izquierdo, el valenciano apareció mucho en el juego ofensivo, como Bermejo en la media punta, pero el final del proceso fue espeso. El equipo solo generó rupturas cuando aprovechó las pérdidas de balón del Málaga en el inicio, con malos pases cruzados. El gol que abrió el camino del triunfo llegó en una acción atrabancada, propia del tipo de partido que se jugaba: Álex Muñoz centró desde el vértice izquierdo en semifallo, la pelota salió rebotada hacia la frontal y Javi Alonso, de espaldas a la portería, la metió en la olla, Isma se quedó enganchado y habilitó a Suso, que fusiló a Dani Barrio. Faltaban dos minutos para el descanso.

Sentencia rápida. La salida del Tenerife en la segunda mitad fue igual de briosa, el equipo aprieta cada vez que puede y lo hace con convencimiento. En el esfuerzo, se quedó fuera del partido Suso, que sufrió una lesión en el 49'. Su sustituto, Jacobo, protagonizó muy pronto el gol que en ese momento parecía sentenciar la contienda. Fue producto de otra acción errática del Málaga, que perdió un balón en la salida, Apeh cortó y encontró todo el campo abierto para entregar a Jacobo, que entró en carrera, ganó la posición al joven Benítez con el cuerpo y cruzó con la izquierda sobre la salida de Dani Barrio. El 2-0, con 35 minutos por delante, activó reacciones contrapuestas en los banquillos. El Málaga empezó a descomponer su idea inicial y a sumar efectivos más arriba, con la entrada de Orlando Sá; el Tenerife tiró de experiencia apostando por Zarfino y Joselu en lugar de Javi Alonso, que rayó a buen nivel, Apeh, que poco antes había cabeceado alto, en una acción forzada, un buen centro de Jacobo.

Cuando más controlada parecía la situación, el Málaga pisó el área dando dos sustos consecutivos. En el primero (63'), Tete Morente sentó a Pomares y remató pegado al poste, solo ante Ortolá. Solo cuatro minutos más tarde, Juande llegó lo justo para desviar sobre el marco un remate tras el saque de una falta frontal, el balón se paseó sin rematador y se marchó junto a un poste. Fueron los últimos intentos, aun con cierta dosis de fe, de un equipo que acabó poniendo en escena al juvenil Issi, la cara de la situación que vive la entidad.

Zarfino, la atracción. Hasta el final, el Tenerife se manejó sin sobresaltos, replegó bien cuando fue necesario y añadió agresividad en la primera presión con la entrada de Jorge, que se batió con mucha intensidad en cada acción. Luego, el canterano acabó escorado a la izquierda cuando Fernández decidió dar descanso a Pomares. La atracción del tramo final del partido puso la mirada sobre las acciones del deseado Zarfino, que inició su etapa en el Tenerife rozando el gol, a su manera. El uruguayo no llegó a conectar el interior del pie para mandar a la red una pelota que persiguió por el carril central como demostración de una de sus grandes virtudes, la de futbolista llegador. Como cabía esperar, estuvo impreciso en el pase, y fue subiendo escalones en el campo hasta liberarse de la función de organizar cuando Alberto accedió al campo para completar la pareja de mediocentros con Aitor. La mejor versión de Zarfino, que es un valor seguro, es solo cuestión de tiempo. Quizás sea un prejuicio, pero parece un futbolista hecho para este equipo, que irá subiendo sus prestaciones y mejorando su capacidad resolutiva según vaya incorporando a jugadores de más talla. El primer paso está dado.