Graciela Díaz, excomponente del CDB Clarinos, considera que el entrenador del equipo morado, Claudio García, "necesita un tiempo" para "cambiar" su manera de tratar a las jugadoras en determinadas situaciones antes de regresar "a las canchas".

En la línea de Sara Djassi, la primera exjugadora del Clarinos que habló sobre el supuesto maltrato recibido por parte del técnico, Graciela contó su experiencia en Cope. "Claudio no sabe tratar con mujeres ni hacerlo con respeto. Para entrenar un equipo, y sobre todo si es femenino y en la sociedad en la que vivimos, tienes que tener un mínimo de respeto y de profesionalidad", dijo.

Díaz señaló que "puedes estar cabreado y decir una palabrota, pero él hacía comentarios fuera de lugar", por ejemplo, "relacionados con los gustos sexuales".

Asimismo, aseguró que no ha decidido dar a conocer su experiencia después de cinco años para iniciar "una lucha contra Claudio", ya que sostiene que el técnico "no es una mala persona", sino alguien que "necesita ayuda para saber que debe tener determinados mínimos de comportamiento para ser entrenador". Al respecto, la jugadora le aconsejó tomarse "un tiempo antes de volver a las canchas", dado que "necesita cambiar".

Graciela reconoció que García no mostraba su peor cara todos los días. "Tenía sus cosas buenas. No es un bicho ni una mala persona, pero no sabía gestionar la relación con las jugadoras ni sacarte lo mejor", declaró para apuntar que "uno puede estar cabreado o intimidar e imponer respeto para que una jugadora mejore, pero no de esa manera".

Con todo esto, insistió en que un técnico "tiene que actuar desde el respeto e identificar el tipo de trato que tiene que tener con cada jugadora para poder obtener lo mejor de ella".

En particular, indicó que no solo ella y Sara tuvieron problemas con Claudio. "He visto más comportamientos con otras compañeras, pero no voy a dar nombres", advirtió. "Una vez me tiró del pelo para colocarme en la posición en la que supuestamente tenía que estar; ahí me enfrenté a él, tenía 19 años", recordó Díaz. "Y cuando se metía con mi físico, a veces no comía. Empecé a bajar de peso e iba más veces al gimnasio de que las que tenía que ir", añadió.

Esas situaciones hicieron que Graciela fuera perdiendo la ilusión. "Nunca imaginé que el mundo profesional fuera así".

Por último, explicó el motivo por el que no llegó a hablar sobre lo sucedido con su familia. "Me daba vergüenza que un hombre me hubiera tratado de esa manera", manifestó con la intención de "evitar que futuras generaciones de cantera tengan una mala experiencia" y de que la imagen del club en el que jugó y de la Isla no se empañen ahora.