La decisión de Rubén Baraja de comunicar su desvinculación del Tenerife tras el partido de ayer acrecentó la sensación de tristeza tras la gris despedida futbolística del equipo a una etapa brillante bajo la dirección del técnico pucelano, que puso al Tenerife a su mejor nivel de los últimos años, incluso a un paso de clasificarse para los playoff de ascenso tras la remontada de la segunda vuelta, tramo en el que los blanquiazules fueron los mejores de la categoría. El impacto del inesperado anuncio del técnico deja en segundo plano un partido que ya era lo menos importante. Aún así, hay que contarlo.

Luis Carrión, entrenador del Numancia, dijo en la previa que esperaba al mejor Tenerife, "porque el fútbol ha cambiado mucho" y ya ningún equipo se relaja. El partido de ayer no fortaleció ese punto de vista. El equipo de Baraja jugó el partido que se podía esperar, con una alineación mezcla de titulares y suplentes, con los niveles de concentración y de intensidad más bajos de esta segunda mitad de la Liga y sin las señas de identidad que lo llegaron a convertir en un rival temido. Un Tenerife así, más bajo, era lo normal en la situación en la que encaró el encuentro. Todos esos déficits tomaron mayor relieve por el efecto contraste con un rival que tenía en juego toda su temporada y, tal vez, su futuro económico. El Numancia apretó, tuvo la iniciativa, ganó los duelos individuales y se llevó la victoria justamente.

El equipo de Carrión entró muy concentrado al partido. En la primera jugada forzó una falta cerca del área y Calero la colocó por sorpresa en el palo corto de la meta de Dani Hernández, que reaccionó y a duras penas pudo evitar el gol. Ese aviso se puede tomar como referencia de lo que fue toda la primera parte. Los sorianos agitaron tanto el árbol que terminaron cogiendo el fruto: un balón dividido en el medio lo disputaron más intensos los rojillos que Luis Milla, la pelota salió hacia campo visitante y Zlatanovic enganchó una tremenda volea desde casi 50 metros que superó a Dani Hernández, tan adelantado como aconsejaba la acción. El meta reaccionó, pero no llegó a evitar el golazo del delantero serbio.

El Tenerife no logró tomar el mando del juego a pesar de estar por debajo, incluso estuvo 25 minutos sin mirar de frente a Dani Barrio. En ese minuto llegó el primer tiro a puerta, a cargo de Milla. Los sorianos, que hicieron siete disparos a portería en esta primera mitad, tuvieron a centímetros la sentencia, cuando Nacho entró por la derecha y puso un pase en paralelo, en el área pequeña, al que no llegó por poco Escassi. Los últimos compases del primer tramo fueron más equilibrados, Milla tiró del equipo, o de él solo con sus conducciones hacia arriba y disparó varias veces sin puntería.

En la segunda parte, especialmente por la entrada de jugadores del peso específico de Dani Gómez, el Tenerife dio otra sensación, tuvo más presencia ofensiva, recuperó antes el balón, redujo el campo de juego a los 30 últimos metros, dominó el partido, fue más continuo en su elaboración y generó situaciones en el área. Todo ello, con la excepción del intervalo de tres minutos en el que se intercambiaron los dos goles que completaron el resultado. Primero empató Sipcic (60'), con un buen cabezazo peinado al palo largo tras el lanzamiento de una falta de Milla. El Tenerife se volcó, cerró con lo mínimo atrás y un mal despeje de Carlos Ruiz habilitó a Curro en tres cuartos de campo, el andaluz caminó con la pelota y batió a Dani de un zurdazo desde la frontal. Solo habían transcurrido 3 minutos desde el empate. Desde entonces hasta el final, el dominio blanquiazul fue creciendo. Avanzó a los laterales muy altos, fue introduciendo cambios en el ataque, como Bermejo o Suso, y dio la sensación de poder empatar. Lo rozó Dani Gómez en el descuento, con un cabezazo a bocajarro que repelió casi sobre la línea el meta Dani Barrio. Fue una parada cargada de tristeza, porque con el final del encuentro nadie pudo celebrar nada sobre el césped, solo hubo cabida para los gestos de consuelo a los descendidos. La tristeza llegó a la sala de prensa, con la despedida inesperada de uno de los entrenadores más convincentes de los últimos años en esta plaza.