El próximo domingo se cumple el décimo aniversario del momento más importante no sólo del fútbol, sino de todo el deporte español. Andrés Iniesta anotaba el gol que otorgaba a la Roja su primer título mundial en Johannesburgo (Sudáfrica). El tanto del albaceteño, en la prórroga frente a Holanda, llevó al éxtasis a todo el país. El ahora jugador del Vissel Kobe japonés, y mito del FC Barcelona, relata en primera persona el tanto que hizo que España descubriera el paraíso hace ahora una década.

"Estábamos ya llegando al final de la prórroga y cada vez quedaba menos tiempo. Recuerdo la jugada que salió desde atrás con Navas arrancando por la banda derecha. Hay un momento, ya en el centro del campo, donde yo hago un taconazo para Cesc. Entonces, Fernando Torres, que era el delantero, estaba caído en la banda izquierda. Le llega el balón a Fernando y veo que en la parte central de nuestro ataque no había nadie. Entonces, descubrí un hueco entre sus defensas porque Holanda, además, estaba con uno menos porque le habían expulsado a un jugador", explica.

"Me metí por esa zona intentando que Fernando me metiese el pase. Y Fernando me vio. Quiso hacer el pase, pero se quedó corto y Van der Vaart la rechaza y el balón cae en la frontal del área. Se le queda entonces la pelota a Cesc y yo, tras haber subido y haber hecho el desmarque por el centro, me quedo ahí en una posición donde no tengo oponente. Y Cesc me da el pase rápido y preciso, justo para poder controlar y chutar después", continúa Iniesta.

"Pero antes del disparo doy pasos hacia atrás para salirme de un posible fuera de juego. Es una situación donde me vi bastante solo. O, al menos, esa era la percepción que yo tenía en el campo. Entonces, de manera instintiva, hice esos pequeños pasos por si podía estar en fuera de juego. Y, afortunadamente, no lo estaba, por lo que todo acabó perfecto. En ese instante, nada más recibir el balón, y como ya he dicho varias veces descubrí el silencio. Había miles de personas en el campo, pero en esos momentos estábamos el balón y yo. Los dos solos", narra el albaceteño.

"Esa foto, tomada milésimas de segundo antes del disparo, es el momento clave. El más importante. Estoy a punto de impactar. Ya tenía claro donde quería que fuera la pelota. Y con la fuerza que entró salió todo bien. Por eso, tengo que esperar el timing que creo oportuno para hacer el mejor disparo posible. Esperaba que la pelota hiciera su trabajo y bajara hasta que yo la estaba esperando. Al controlar el balón, sí que es cierto que sale hacia arriba, por lo que, evidentemente, tiene que bajar luego para poder golpearle bien. Por eso, espero para golpear a la altura que creo mejor. Otras veces esos remates que parecen tan fáciles si no los enganchas tan bien pues normalmente se van fuera o arriba. En ese caso, el timing fue el preciso. Yo ya pensaba que ese balón tenía que ir dentro. Que debía ser gol. ¿Por qué? Así lo sentía. Tenía claro dónde debía ir y dónde iría. Puestos a pedir hubiese querido que el balón fuera un poco más esquinado. Pero ya quedó bien así, ¿no?", contaba el ex del Barça.