Entre dos equipos de gran nivel, los pequeños detalles se convierten en grandes causas para decantar los resultados. El Almería, por su calidad individual, su técnica y velocidad, y el Tenerife, por su funcionamiento colectivo y su ambición, chocaron en toda la extensión de la palabra, para protagonizar un primer tiempo de gran nivel, cada uno con su estilo, y una segunda parte de alternativas, ya con las fuerzas escasas.

El partido llevado a detalles se decantó por uno de ellos, cuando los andaluces, que estaban dominando claramente el tramo final del encuentro, se quedaron con un hombre menos por la expulsión de Balliu en el 87’. El Tenerife, que parecía haber firmado el empate, replegado los últimos 20 minutos, tomó aire y más allá de eso, dio un paso adelante y encontró el gol de la victoria. Ahondando en esos detalles, hubo más y muy gruesos que llevaron el encuentro empatado al descanso. Fueron tres: la pérdida de balón de Aitor Sanz que dio origen al contraataque del 1-0; el error de Alberto ante Darwin Núñez que puso en bandeja el 2-0 a Lazo -afortunadamente el extremo gaditano falló a puerta vacía-, y, finalmente, el penalti de Fran Villalba por saltar con el brazo desplegado, que hizo posible el empate. En síntesis, del 2-0 al 1-1 en un partido que, en ningún caso, debía ir perdiendo el Tenerife, que fue mejor hasta el intermedio.

E Un gran primer tiempo. El equipo de Baraja entró al partido decidido, valiente, pujante, metió al rival en su mitad, ganó los duelos individuales, tiró a campo contrario a Lluís López -que hizo de Luis Pérez-, y dominó el juego claramente. El Almería quiso salir jugando por abajo, que no pudo hacerlo, ahogado por la presión blanquiazul y empujado hacia atrás por el juego frontal del equipo de Baraja. Es la manera que tiene de someter este Tenerife, que ataca vertical y sin respiro, a base de meter la pelota rápido arriba, buscando los desmarques de Dani Gómez o Joselu e intercalando esa vía con los cambios de orientación para la explotar evolución de Lluís en el costado. El control blanquiazul fue tan ostensible que el gol de Darwin_Núñez pareció de otro partido...

E Primera reacción. Los de Baraja no dieron síntomas de acusar el golpe. Siguieron apretando, combinando lo justo en corto para trasladar el balón a espacios descubiertos muy rápido. Sus exteriores entraron por las zonas laterales, sacaron centros al área con asiduidad, y el equipo acarició el empate en una ristra de jugadas consecutivas: Dani Gómez no llegó por poco de cabeza a un centro de Milla (12’); Lasure remató cruzado ante el meta en una dejada de tacón del propio Milla (15’); Joselu no conectó el remate en un servicio de Álex Muñoz, que le dio mucha salida al juego por su costado (17’) y Milla no pudo adelantarse al portero cuando otro envío de campo a campo lo dejó solo ante el último obstáculo (18’). Entonces todo se agitó, una pérdida de Alberto en el inicio del juego desencadenó la serie de acciones que llevaron el partido de un área a la otra, del 2-0 al 1-1. El Almería agarró algo de balón en el tramo final de esta primera mitad y Lazo tuvo la última ocasión con un tiro cruzado que detuvo Ortolá (43’).

La segunda parte fue más igualada, incluso los andaluces dispusieron de ocasiones suficientes para ponerse por delante, pero el Tenerife defendió bien y, cuando su rival se quedó con diez hombres, aprovechó para asestar el golpe definitivo, en una jugada coral de Shaq Moore, Javi Muñoz y Bermejo.

La segunda parte tuvo un cariz diferente. A estas alturas de maratón, con tamaño desgaste, los equipos buscan reponerse en tramos más bajos de partido. El Tenerife entró bien tras el intermedio y produjo un remate de Dani Gómez (7’) por encima del larguero, como colofón a otra entrada por el costado derecho, que es una fuente de juego permanente en este equipo.

Llegado el primer cuarto de hora (61’) el Almería refrescó su ataque y el Tenerife dio descanso a Dani Gómez. Esta vez entró Jorge, que aporta soluciones como receptor del juego directo cerca del área. La inercia del partido fue enchufando más al Almería gracias a que fue capaz de tener cierta continuidad con la pelota. El equipo de Baraja ya no los apretaba tanto y en el pulso de estilos iba imponiéndose la posesión de los locales, que empezaron a sentir que podían encontrar el gol. Juan Muñoz marró un remate que parecía sencillo (64’), Darwin tuvo otra oportunidad (66’), tras una entrada de Villalba por la izquierda, porque sus exteriores ya pisaban el área visitante con la pelota, y el propio Villalba disfrutó de otra opción ante Ortolá (80’). El partido caminaba hacia el final con el Tenerife atrás, dando síntomas de cansancio hasta el extremo de realizar los cinco cambios y sacar del campo a jugadores tan estratégicos como Aitor Sanz, el Almería ocupaba todo el campo de ataque y, aunque sin claridad, buscaba su oportunidad de ganar, cuando surgió la jugada: el lateral derecho Balliu, muy arriba, cerca del área, pisó a Milla. El árbitro sacó amarilla, pero fue avisado de que la tarjeta podría ser roja, y terminó por decidir su expulsión. El Tenerife, con uno más, salió de atrás, respiró, y encontró una bella jugada que remató Bermejo en el centro del área. Fue el triunfo de un gran equipo, que fue mejor en el todo, imponiendo su estilo, y en los detalles, equivocándose menos.