Ayer se cumplieron 11 años y medio mes desde la última vez que el CD Tenerife encadenó cuatro triunfos seguidos en liga. Una serie con final feliz y que desembocó, el 13 de junio de 2009, en el último ascenso de los blanquiazules a la máxima categoría del fútbol español gracias al triunfo en Girona por 0-1. Una gran rúbrica que se había cimentado con otras tres ocasiones, bien escalonadas en el calendario, de tres partidos consecutivos sin error.

Desde entonces, el cuadro tinerfeñista no ha sido capaz -salvo en una ocasión en su peregrinar en Segunda B durante el curso 11/12- de alcanzar esta cifra de victorias hilvanadas. Un guarismo que resulta clave en una categoría de tanta igualdad como la Segunda A, más aún si el citado estado de gracia llega en el tramo final de la competición. Ahora, el cuadro preparado por Rubén Baraja tiene la ocasión de repetir la serie y ganarse el derecho a soñar con algo grande. Por cómo quedaría su situación en la tabla... y por sus propios antecedentes.

Acostumbrado este curso a convivir con la zona baja de la tabla (de hecho en cinco jornadas ocupó puestos de descenso), el CD Tenerife se había conformado hasta el momento con enlazar en una sola ocasión dos victorias seguidas, las logradas en las jornadas 26 y 27 contra el Sporting (2-1) y el Extremadura (2-4). Una minirracha suficiente para no ahogarse y hasta positiva para los más conformistas, que bien hubieran firmado repetirla solo una vez más a tenor de las sensaciones y resultados dejados por el equipo isleño en su regreso a la competición.

Sin embargo, todo cambió con la visita al Racing. El CD Tenerife se supo aprovechar de las deficiencias del colista para recordar lo que era ganar y, de paso, cargar de confianza hasta los topes su mochila. A ese 1-2 del Sardinero le han seguido los triunfos contra Mirandés y Cádiz. Ahora, en su particular precipicio, al equipo blanquiazul le toca hacer equilibrio.

Una consolidación que al margen del mentado ascenso de Montilivi, también se concretó hace 19 años, cuando el CD Tenerife encadenó seis triunfos (antes del final de la primera vuelta) en un curso en el que igualmente acabó ascendiendo a Primera. Eso sí, el conjunto dirigido entonces por Rafa Benítez tiró de mucha regularidad, encadenando, hasta en seis ocasiones dos victorias, la última de ellas en la serie Lleida-Leganés.

Menos fortuna corrieron los tinerfeñistas dos años después, ya que pese a firmar cinco encuentros sumando de tres en tres, no fueron capaces de prolongar su buen momento más allá de la jornada 25, cuando marchaban quintos. Aquel equipo solo logró un triunfo en los 10 siguientes partidos.

Caídas inesperadas

Con o sin ascenso, los tres citados son los únicos antecedentes de cuatro o más victorias seguidas que el CD Tenerife ha obrado en Segunda A (en Primera no pasó de dos). En el resto de cursos no consiguió aumentar ese 9 de 9. El registro que ahora acumula. Y en varias ocasiones, incluso, cuando tenía licencia para soñar con el ascenso. También como le sucede en la actualidad.

Así aconteció, por ejemplo, en el curso 17/18, cuando el equipo chicharrero firmó un tres de tres casi dos veces seguidas: jornadas 28-30 y 32-34. Ahí los de Joseba Exteberría eran novenos, a dos puntos del sexto, pero tres derrotas seguidas, en un bajón que le llevó a sumar solo siete de 28 puntos posibles, le alejaron del ascenso.

Más cruel fue la caída en el ejercicio 13/14. En la jornada 35 el CD Tenerife sumaba su tercera victoria al hilo (la octava en los 13 encuentros más recientes, añadiendo a la serie otros tres empates) colocándose cuarto (en realidad tercero porque el Barça B no contaba), y a cuatro puntos del Éibar, segundo y al que los isleños le tenían ganado el average. Sin embargo, aquel equipo de Cervera entró en barrena y encadenó, para acabar el curso, siete derrotas en medio de un ambiente cada vez más hostil e irrespirable.

Un rival para ser precavido

Mañana por la tarde el CD Tenerife tiene la posibilidad de saltar ese muro que se le resiste habitualmente y, así, acercarse a la posibilidad de acabar el curso a lo grande. Lo deberá hacer ante un Dépor que persigue la permanencia, que llega henchido al Heliodoro tras su remontada un extremis ante la Ponferradina, y al que además le avalan antecedentes para dificultar -al menos sobre el papel- la extensión de la racha tinerfeñista. Y es que el conjunto ahora preparado por Rubén Baraja solo ha sido capaz de ganar en tres de las últimas diez visitas coruñesas al recinto de la calle San Sebastián. Los gallegos, eso sí, solo han podido irse en dos ocasiones con los tres puntos en este periodo de más de 26 años. El resto de choques, cinco, ha acabado en tablas. Al Tenerife mañana solo le vale ganar para alimentar un sueño que hace unas semanas parecía imposible.