El futuro de la lucha canaria sigue siendo incierto y tendente a la incertidumbre. Tras la reunión mantenida el pasado jueves entre las federaciones y el director general de Deportes del Gobierno de Canarias, Manolo López, el porvenir a corto y medio plazo -ya no digamos a largo- sigue siendo ambiguo para un deporte vernáculo denostado tras la publicación del BOC.

La autorización vino seguida de una prohibición que daba a tierra con la práctica de la lucha canaria. Entre las normas que regulan la nueva normalidad en el ámbito de los deportes federados, la salvedad de las "modalidades o especialidades deportivas en las que se requiera contacto físico interpersonal continuado con el adversario".

Tras un análisis de la actual situación para el deporte vernáculo, Manolo López no pudo ofrecer una fecha concreta del regreso de la lucha en la reunión mantenida con los entes federativos. Sin embargo, el reinicio de las competiciones se presupone para enero.

El retorno a los terreros dependerá de la evolución de la pandemia en cada una de las Islas, así como de un protocolo que ya tiene prácticamente redactado la Federación de Lucha Canaria. Para el requerido documento, Juan Ramón Marcelino, dirigente de la regional, se ha asesorado con profesionales del ámbito sanitario y homólogos que ya han acotado medidas de seguridad e higiene para el regreso a la competición o entrenamientos.

Otro de los aspectos que creó incertidumbre en la reunión telemática, la falta de concreción en cuanto a las líneas de subvención y lo que identificaron como "un necesario plan de rescate" que aporte liquidez a federaciones y clubes. La brega femenina y las de islas como La Palma, en situación límite.