Aline Reis es, con diferencia, la jugadora más mediática de la UD Granadilla Tenerife. Su impronta en redes sociales queda patente en la cantidad de seguidores que posee en Instagram, casi 208.000. Una cifra lejana a la que posee la venezolana del Atletic, Deyna Castellanos (1,42 millones), y también a la de los fieles que están pendientes de la holandesa del Barça Leike Martens (1,26 millones). Aún así, la paulista está dentro del Top 7 de la Primera Iberdrola. Básicamente por su popularidad en Brasil. Durante estas semanas, y casi a modo de diario de su cuarentena, Aline publicó varios vídeos sobre su trabajo en reclusión. Solo un ejemplo de su perseverancia a modo de ejemplo. "Mi objetivo es servir de inspiración a las niñas que juegan al fútbol, influirlas positivamente a seguir jugando y que traten de alcanzar sus sueños", comenta la sudamericana.

Pero la exposición pública de Reis no se realiza únicamente desde la vertiente futbolística, sino que en su cuenta personal también es una manifestación de su forma de ser lejos de un campo. "En las redes sociales trato de ser lo más real y honesta posible, no aparentar, porque creo que sigo siendo la misma de antes", afirma huyendo de poses. "Creo que a mis seguidores no solo le interesa la cara futbolística de Aline, que es importante, sino que también les gustaría saber un poco más de mi forma de ser, de cómo pienso; es por eso por lo que hablo de cuestiones en las que tengo plena certeza, en las que poseo una convicción total, solo de esas que están en mi corazón". Una particular filosofía que Aline ha puesto de manifiesto estos días posicionándose claramente en favor de las causas medioambientales o criticando duramente los últimos actos racistas. "Si puedo lograr, aunque sea un poquito, con mis ideas y mi manera de pensar, un mundo mejor, pues lo haré. Pero siempre manteniéndome fiel a la persona que soy yo, eso es lo más importante para mí", añade la futbolista.

El estar activa en redes durante estas semanas no ha distraído en absoluto a la portera de la UD Granadilla de su quehacer diario. Aunque con métodos no muy habituales. A Reis no le quedó otra que tirar de "algo de creatividad y mucha motivación para poder trabajar" cada uno de "los 50 días que duró" su confinamiento. La guardameta paulista puso patas arriba el salón del estudio en el que vive para realizar varios ejercicios e improvisar diversos circuitos físicos y tácticos. "Cuando todo esto empezó no sabía cuánto iba a durar, si dos semanas, un mes, dos... En mi cabeza estaba que la liga se volvería a jugar, por lo que me dije que lo único que podía controlar era mi entrenamiento y mi dedicación. Por eso seguí entrenando para mantenerme en una buena forma física para cuando se volviera a jugar", explica Aline.

Reis regresó a su país a finales de mayo, y ahora se encuentra a la espera de conocer "cuándo comenzará la liga" para planificar las próximas semanas. Un plan encaminado no al asueto, sino de nuevo al trabajo. "Pienso que mis vacaciones ya las tuve durante el confinamiento en España; y ahora lo que más quiero es estar en el césped y vivir el fútbol", comenta Aline, que desde hace una semana se ejercita, con su entrenador de porteros, "en un pequeño campo" cerca de su domicilio. "Él siempre con la mascarilla y manteniendo las distancias.", deja claro. A ello suma que ha podido montar en su casa "una especie de gimnasio", ya que en Brasil "todos siguen cerrados". "Aquí tengo más espacio y soy una privilegiada en ese sentido", concluye.