Una burbuja es lo que la Asociación presidida por Antonio Martín pretende crear en Valencia para evitar el más mínimo riesgo de ninguno de sus participantes. Y lo hará bajo un protocolo de actuación finamente hilado -con algunas reminiscencias de su homólogo futbolístico, pero con bastantes adaptaciones al mundo de la canasta-, un texto que deberá ser refrendado mañana por todos los implicados, entre ellos el Iberostar Tenerife. Bajo el amparo y las directrices de la Asociación Española de Médicos de Baloncesto (AEMB), la gran obsesión de la ACB es convertir la zona de entrenos, juego y alojamiento en una burbuja que garantice "el aislamiento seguro" mientras dure la competición". Valencia y más concretamente Juan Roig, máximo responsable de Mercadona y presidente del Valencia Basket, deberán volcarse para evitar la más mínima rendija de exposición al covid-19.

Pruebas previas. El protocolo insta a los equipos a "extremar las medidas de confinamiento en su domicilio" una semana antes del desplazamiento, a la vez que obliga a repetirse un test diagnóstico de PCR y otro serológico de anticuerpos. La ausencia de positivos deberá ratificarse con un nuevo test de PCR tres días antes de viajar. Para garantizar los resultados el protocolo aconseja viajar con siete días de antelación al primer partido oficial. Los árbitros y el personal de mesa de anotadores y de ACB serán sometidos a este mismo protocolo.

Perímetro inexpugnable. La burbuja contempla tres zonas perimetrales. La más limitada (Zona A) será la de Competición, que engloba las canchas de juego y entreno, el hotel de alojamiento, un hospital que en el caso de Valencia será una miniclínica interna completamente equipada (lo que evitará traslados a otros centros sanitarios y la realización de los posteriores test PCR de descarte de contagio), así como un espacio abierto de paseo y un parque móvil exclusivo.

Otros dos más laxos. La Zona B o Perímetro de Confianza, implica un hotel para casos sospechosos, y otro para aquellos individuos que no vayan a tener contacto directo con la población implicada. Solo estaría permitido dicho contacto en espacios específicos, con mascarilla y distanciamiento social. La Zona C (o Perímetro de Autorización) será destinada al parque móvil de espera y para el puesto de control médico.

La restauración. Todos los hoteles deberán contar con un comedor amplio y ventilado que permita mantener la distancia de seguridad entre individuos. Se recomienda no solapar horarios de los diferentes equipos y disponer de una entrada y salida diferentes para evitar aglomeraciones. Se entregará la cubertería, las bebidas y el pan envasados y en formatos individuales, las servilletas serán desechables, y se recomiendan packs de comida envasada y personalizada para retirar sobre mostrador.

Los entrenamientos. Uno de los aspectos que más pretende cuidar el protocolo es evitar "situaciones de confluencia en un mismo punto". L'Alquería es ideal para ello. Se limpiará el pabellón antes y después de cada entreno (que no debe exceder las dos horas) y los jugadores deberán acudir con ropa de entrenamiento. Habrá un vestuario por equipo, con una ubicación concreta en él para cada jugador. Se recomienda que el vestuario solo se utilice los días de partido, así como el uso de geles viricidas tras cada ejercicio. En los gimnasios se pide distancia mínima de cinco metros.

Partidos de 100 personas. En los partidos la ACB recomienda que no coincidan dentro de La Fonteta más de un centenar de personas. Los asistentes se dividirían entre personal de competición (zona Azul) y de no competición (zona Verde). La primera implicaría a jugadores, staff técnico y médicos (un total entre 22 y 25), árbitros y auxiliar (3+1), mesa de anotadores (6-8), mopas (2), seguridad (4), personal de emergencia (4), fotógrafo (1), mantenimiento de publicidad (2), personal de organización (2) y agentes de control antidopaje (2). De no competición serían directivos de clubes (6), organización (4), seguridad (4), técnicos de televisión (4), locutores de televisión (4), mantenimiento (2) y control policial -UCO- (4). A ello se añadirían 4-6 personas de limpieza de vestuarios y otras dependencias.

Charlas a puerta abierta. Los dos equipos que esperan por jugar mientras se disputa otro partido (habrá tres al día) deberán hacerlo en otra sala del pabellón, al que los jugadores accederán una hora antes del inicio del choque. Los vendajes y tratamientos preventivos se realizarán en el hotel. La charla técnica se podrá llevar a cabo en el vestuario, pero siempre con la puerta abierta y guardando una distancia de seguridad, condiciones que también deben repetirse en los descansos de los encuentros.

No habrá banquillos. Se sustituirán los banquillos por sillas individuales y la separación entre jugadores y/o técnicos será de la distancia similar a la de una silla. Será posible usar, por limitación de espacio y para el staff técnico, las primeras filas de la grada o bien darle continuidad al banquillo (en forma de L) por uno de los fondos. Cada jugador tendrá una silla concreta, desde pedirá el cambio.

Todos, con mascarilla. Salvo los jugadores, los demás miembros del cuerpo técnico deberán portar la mascarilla siempre, incluidos descansos y tiempos muertos, que pueden hacerse de pie y con distancia de seguridad. Además, el balón se desinfectará en cada parón del juego. Tras el partido se recomienda ducharse en el hotel, donde también tendrán lugar las ruedas de prensa salvo que se pueda habilitar en la cancha una zona aislada. Solo se quedarían en el pabellón los jugadores que se sometan al control antidopaje. Moverse dentro de esta particular burbuja será casi una cuestión de estado.

La continua realización de test reforzará la seguridad

Comisión médica. El estricto protocolo de seguridad sanitario que pretende emplear la ACB está supervisado por una especie de comisión médica, que velará por la correcta toma de decisiones y asesorará a los médicos de los clubes. Estará formado por un asesor médico de la AEMB, otro externo a la ACB, y especialistas expertos en medicina interna y en epidemiología.

Con síntomas, excluido. Al margen de los dos test a realizarse en la semana previa al viaje a Valencia se ha estipulado que "no se permitirá la entrada a ningún componente del equipo que el día previo al desplazamiento tenga síntomas, fiebre y/o resultados adversos en su informe médico".

Margen de 48 horas si hay un positivo.Test cada tres días.

Pruebas pulmonares para descartar secuelas.

Los hoteles, el otro bunker.

El Iberostar y el Granca volarán en el mismo chárter