Sin competiciones reseñables en el horizonte, el mundo de la halterofilia se lo toma con calma antes de volver a una evidente normalidad. La mayoría no ha podido agarrar una barra en prácticamente dos meses, lo que ha supuesto un frenazo en seco para su preparación. En la alta competición el Europeo de Moscú es el primer y gran punto crítico del curso. Aún cinco meses por delante para una cita clave de cara a meter la cabeza en los Juegos Olímpicos de Tokio. Plazo más que suficiente para llegar en las mejores condiciones posibles. Incluso para dos tinerfeños, Andrés Mata y Atenery Hernández, que en este forzoso parón han pasado por el quirófano para solventar sendos problemas físicos. Alguno más grave que otro. Ambos regresarán limpios, con el contador a cero, y con más ganas que nunca para tratar de estar en Japón dentro de algo más de un año.

Paradójicamente, para Atenery Hernández este encierro obligado ha sido como si el tiempo se detuviera mientras ella se recupera de una lesión en el hombro izquierdo. Aquella de la que fue intervenida el 27 de febrero para solucionar una laxitud capsular muy aguda, dolencia que la mermó notablemente en sus últimas competiciones. Fuera de combate, la lagunera vio como el covid-19 le ha dado una vida extra en sus pretensiones olímpicas.

En estas semanas Ate ha tirado de telemática para rehabilitarse. "El proceso fue complicado porque todos los físios y médicos cerraron, por lo que no pude tratarme bien", explica la isleña, que tuvo como sustento, "en la distancia" -el encierro lo ha pasado entre Inglaterra y Portugal-, a su fisio Sergio Gómez. "Hice los ejercicios lo mejor que pude, y a día de hoy el hombro está bastante bien si tenemos en cuenta que no he dispuesto de los recursos necesarios", reconoce. Mientras trabaja en su domicilio, Hernández espera que "dentro de un mes", el doctor que la intervino, Tomás Fernández Jaén, dé el visto bueno "poder coger de nuevo una barra" y comenzar su camino real hacia su "mejor estado físico".

El de Andrés Mata ha sido un caso inverso. El tinerfeño tampoco pudo avanzar mucho en su puesta a punto, aunque por falta de medios. "Casi no pude hacer nada en casa, a excepción de las dos últimas semanas en las que cogí una barra del Centro de Alto Rendimiento (CAR) que me dejó la Federación y pude moverme algo", reseña el isleño desde Madrid, su residencia habitual.

Con el CAR ya funcionando, Mata quería empezar a recuperar el tiempo perdido. De hecho, la semana pasada se sometió a un test serológico y pese a dar negativo, se topó con unas viejas molestias en su rodilla izquierda. "Eran unas calcificaciones que me estaban dando problemas, por lo que aproveché para operarme", relata Andrés, cuyo revés físico podría tener menores consecuencias de las previstas. "No me rajaron la rodilla, sino que la intervención se hizo con una aguja y un ecógrafo, de una forma menos agresiva, y el tiempo de recuperación será menor", explica.

La idea de Mata es retomar, "poco a poco", su actividad con la barra desde mañana mismo. El halterófilo de origen venezolano habla incluso de unos plazos estimados. "Para estar al cien por cien todavía me falta bastante. Normalmente tardamos de 12 a 14 semanas para preparar una competición correctamente; ahora, con un par de semanas de rehabilitación y movilidad, seguramente sean 18", explica.

Donde sí coinciden por completo ambos es en fijar sus miradas en el Europeo de Moscú, sin discusión la prueba más relevante de 2020. La que más puntuación otorgaría para el pase a los Juegos. Para Mata podría significar el billete definitivo; para Hernández el mantener viva una esperanza que pareció esfumarse con la lesión de hombro. "La plaza va bien encaminada, pero tengo que hacer un buen Europeo para rematarla; no hay prisas, pero no me relajo y trataré de construir una buena base", explica Andrés. Atenery, por su parte, vive la situación con mayor incertidumbre. "Lo principal es que la Federación Europea abra las inscripciones para poder estar", expone la isleña, ya que por su dolencia de hombro no se encontraba en la nómina de participantes para una cita fijada inicialmente para abril. "Si no", apunta Ate como alternativa, "habrá que ver otras estrategias y tratar de estar en algunos Grand Prix de nivel plata para sumar puntos". "Mi idea es competir dos o tres veces mejor que nunca para tener mas posibilidades", añade con su habitual talante positivo. Los dos tinerfeños, ahora con el contador a cero, tienen cinco meses para llegar más que rodados a la cita moscovita.

Acorán Hernández, en casa y rozando sus mejores marcas

El que no se ha visto condicionado por contratiempo físico alguno es el otro halterófilo tinerfeño de la elite, Acorán Hernández. El de Los Silos pasó "los dos primeros meses" del encierro en Madrid. Lo hizo junto al grancanario Alejandro González. "Como él tiene un gimnasio pudimos llevarnos a casa varios aparatos y hacer algo de trabajo", relata, aunque desde que vio que Canarias "ya pasaba a fase 1" contactó con Víctor Galván, su entrenador del Centro Regional de Halterofilia, para regresar a casa (lo hizo hace 16 días) una vez que "las pruebas de PCR confirmaron" su negativo. "Me lo estoy tomando como una oportunidad que nos han dado para mejorar, y sobre todo para preparar al Europeo", relata Aco, que admite se veía "con posibilidades para conseguir alguna medalla" en la cita de Moscú. "Sigue siendo mi principal objetivo de este año", añade, sabedor de que uno o varios podios en esta competición le mantendrían con "alguna posibilidad" de estar en Tokio. "No estoy cerca ni es imposible, lo estamos peleando, para mí sería un sueño y lo voy a luchar", deja claro. "Ahora mismo me encuentro muy bien, haciendo marcas que rozan mi tope personal", concluye.