Una alegría efímera. Así podría resumirse la situación en la que se encuentra, a día de hoy, la piscina municipal Acidalio Lorenzo de cara a su posible reapertura. La promoción de Tenerife, este próximo lunes, a la fase dos del desconfinamiento permitirá, entre otros beneficios, la puesta en marcha de piscinas para uso deportivo, donde tendrán preferencia los clubes y nadadores federados. Una vuelta a la normalidad que, sin embargo, podría no ser tal en el citado recinto capitalino, donde una huelga de su personal de mantenimiento a causa de reiterados impagos, pone en jaque la desescalada de la señera instalación chicharrera.

Ayer, la concejala de Deportes de Santa Cruz, Elena Mateo, mantenía una reunión con los distintos usuarios federados de la Acidalio para comunicarle su intención de hacer efectiva la reapertura "la próxima semana" -seguramente el miércoles- y a su vez empezar a planificar un cuadrante de uso horario. Prácticamente de manera paralela, la plantilla encargada del mantenimiento y la limpieza de la piscina avisaba de otro inesperado contratiempo: una huelga indefinida, a partir del 1 de junio, a causa de los reiterados retrasos en los pagos por parte Sotec, empresa concesionaria de la instalación santacrucera.

El anuncio de un paro que es totalmente incompatible con actividad alguna en la Acidalio. Una piscina pública que, con los nuevos protocolos y exigencias sanitarias requiere, si cabe, un redoble de esfuerzos para garantizar su desinfección de manera constante. Un callejón sin salida al que se ha llegado "después de hasta seis y siete meses de atrasos", según reconocen los siete trabajadores afectados, y pese a los intentos por parte de la corporación municipal de solucionar el entuerto.

Una situación con varios agravantes añadidos. Por un lado, que la concesión a Sotec expira el próximo mes de octubre, por lo que una rescisión del contrato, en estos momentos, podría resultar lesiva para las arcas capitalinas. Y por el otro, que ahora -jurídicamente hablando- resulta casi imposible recurrir a otra empresa para solventar este inconveniente.

"Queremos volver a sentarnos con la empresa porque somos los primeros interesados en que se preste el servicio correcto, y más ahora con un plus de seguridad", apunta Elena Mateo, que no podía esconder que el conflicto "condiciona mucho el uso de la instalación". La edil deja claro que su intención es la de "exigir el cumplimiento de sus obligaciones a la empresa", a la vez que entiende "el derecho a huelga por parte de los trabajadores". Hasta el lunes, como mínimo, no habrá novedades en lo que podría ser una desescalada que no frene el virus sino los medios.