No por preferencia cronológica, pero sí por relevancia futbolística, Cordero deberá enfocarse ahora en la continuidad de otros dos jugadores que se antojan vitales en el proyecto blanquizul: Aitor Sanz y Luis Milla. El primero ha sido seriamente tentado por el Cádiz, que de nuevo podría volver a la carga tras haber sido suspendida la prohibición de fichar por parte de la FIFA. Al mediocentro (en septiembre cumple 36 años), le ofrecían dos cursos en La Tacita de Plata, con el posible aliciente de jugar en Primera antes de su retirada. La ampliación en el club tinerfeño, bloqueada hasta hace unas semanas, no parece, sin embargo, imposible.

Mientras, la permanencia de Milla en el Tenerife se antoja más complicada. Por edad, por recorrido y por pretendientes, varios de ellos de Primera. Con un año más de contrato, la entidad isleña pretende aumentar la cláusula de salida del madrileño, con el fin de persuadir a posibles candidatos de robarlo y poder así, al menos, negociar directamente con el club en cuestión, una posible salida. Una variación en los términos contractuales donde los agentes de Milla entienden que debe producirse igualmente una evidente subida de salario, cuyos términos deberá pulir ahora el Tenerife.

La continuidad de Rubén Baraja es otra arista a tratar. El club la desea, pero el técnico prefiere centrarse por ahora en el plano deportivo. La renovación de Luis Pérez (con los dos pies en Primera) se da por imposible, mientras que habrá que aguardar por la situación de los cedidos: Lluis López, Ramón Miérez, Javi Muñoz y el madridista Dani Gómez.