La plantilla del Elche dio ayer un paso con el que ha puesto sobre la mesa la dudosa vigencia de los ERTE a las plantillas, una vez reincorporadas al trabajo. El plantel ilicitano no entrenó en las instalaciones del club porque entienden que no se pueden mantener ahora las condiciones que la entidad les había aplicado cuando estaban confinados y hacían solo trabajo de mantenimiento. El caso del Elche y el del Tenerife presentan números gruesos idénticos: reducción de trabajo y de salario del 70 por ciento.

En el club blanquiazul admiten y entienden el malestar de los jugadores, en abstracto, sin entrar en detalles sobre los contactos que haya habido entre ambas partes para llevar a cabo una revisión del ERTE, ahora que ya entrenan en la Ciudad Deportiva. La solución será progresiva. El Tenerife defiende que la actividad actual se ajusta al 30 por ciento recogido en el Expediente de Regulación, y ha decidido ir restituyendo el sueldo a los futbolistas en función del aumento de su jornada laboral, aunque en la entidad son conscientes de la dificultad que representa evaluar con precisión este tipo de porcentajes. Lo normal es que cuando el plantel afronte el segundo estadío del protocolo de vuelta a la competición, el denominado de "entrenamiento medio", en el que "se recuperarán los trabajos tácticos no exhaustivos", -ya en grupos-, se proceda a la revisión del ERTE y aumente el porcentaje del salario de todos los profesionales de la primera plantilla. En condiciones normales esta segunda fase debería empezar el próximo día 18.

La paradoja. Ese mismo día, el próximo lunes, debería comenzar la primera de las concentraciones (aconsejadas por el CSD) de los jugadores, que finalmente no se van a llevar a cabo. Lo paradójico del asunto es que fue AFE, el sindicato de los futbolistas, quien más luchó por abolirlas. Sin embargo, si hubiera habido concentración, el club tendría que haberle abonado a los futbolistas el cien por cien de sus salarios. En esa normalidad laboral solo estarán los profesionales cuando se reanude la competición, si finalmente lo hace, lo que no aleja el fantasma de una reducción salarial conjunta o negociada de forma individual, sobre los contratos vigentes, con vistas a la próxima temporada. Ese descuelgue salarial es una opción contemplada por LaLiga como una necesidad. La patronal de los clubes no hará ampliación de límites salariales ni permitirá créditos para sustituir el cero de ingresos directos ( ticketing), sino que mantendrá el control financiero hasta donde encuentre la garantía de que los clubes no sustituirán la crisis actual por fórmulas de endeudamiento en el futuro.