Ha decidido anunciar ya su retirada, ¿qué sensaciones tiene?

Estoy triste y a la vez contento de hacerlo. Tengo sensaciones algo raras, un poco de vacío. Tener claro que no vas a volver a luchar te deja ese vacío, sobre todo tras más de 20 años de carrera. Siempre faltará algo en mí en ese aspecto, pero lo compenso por otra parte, con nuevos retos. Pretendía retirarme este año con un último evento pero con la situación actual vamos a tener dificultades con los deportes de contacto a nivel de competición; y no voy a esperar un año para volver a pelear. Este deporte desgasta mucho. Física y mentalmente.

Siempre se dice que la retirada es uno de los momentos más complicados para los deportistas...

Sin duda. Lo he comprobado y es muy difícil, quizá lo más difícil. Más aún cuando llevas más de 20 años dedicados a los deportes de contacto. Es normal que te sientas mal, un poco vacío. Pero hay que ser positivo, pensar que las carreras deportivas no acaban en la competición. Terminas como competidor pero comienzas como entrenador. Eso es lo que me ronda por la cabeza en este momento. Siempre estaré unido a este deporte y estoy bastante satisfecho.

¿Cuándo empezó a pensar en la retirada?

Justo después de acabar el torneo de Enfusion, que gané en Tenerife [hace 13 meses]. Fue perfecto. En casa, con la gente, con la familia, los amigos, y de la forma que fue, con un KO en el primer asalto. Ahí ya pensé que se acercaba el momento de parar.

¿La actual crisis sanitaria precipitó los acontecimientos?

Ha sido uno de los motivos que ha hecho precipitar mi retirada. Mi idea siempre fue la de retirarme con mi gente, en Tenerife, para brindarles un buen adiós. Pero creo que la última velada fue una gran despedida, el adiós definitivo y esto es el comienzo de una nueva etapa. La crisis aceleró mi decisión porque no quiero estar un año o más inactivo para volver. Quería retirarme cuanto antes y ha tocado así. Es un poco triste no poderlo hacer frente a mi público pero intentaré hacer un documental para que la gente conozca más profundamente mi historia e intentaré ir a Tenerife en algún evento y saludar a todos los amigos del kick boxing.

Si echa la vista atrás, tras tantos años, ¿qué recuerdos destacaría?

Una de las cosas más importantes siempre es el comienzo. Nunca se olvida. Esos nervios, ganas e ilusión por luchar. Ese momento de gloria cuando empiezas a ganar peleas, el apoyo de la gente... Nunca olvido esa pelea en la que, tras ganar, gran parte del estadio se subió sobre el ring a felicitarme. Es inolvidable. Esa afición la quiero mucho y nunca la olvidaré. Los triunfos y momentos van juntos. He sentido más emoción quizá en peleas normales que en campeonatos.

Ha conseguido numerosos logros, ¿tiene alguna espinita clavada, algo que le faltó?

He logrado ocho títulos mundiales y una Liga Enfusion, que es equiparable también a un Mundial. Creo que conseguí todo lo que se puede conseguir, y retirarme en el top mundial hace que no tenga espinita clavadas.

Comienza para usted una nueva etapa. ¿Qué planes tiene?

Con la situación actual no hay nada seguro, pero mis planes pasan por ir siempre de la mano del deporte. Trabajar y dedicarme a él, algo que siempre he pretendido, logrado y quiero seguir haciendo. Soy entrenador en el gimnasio Elite de Ámsterdam, uno de los mejores de kick boxing de Europa. También quiero mejorar en la preparación física. Cuidar de la familia, visitar a los míos en Tenerife y volver a ver a los amigos. He tomado la decisión de retirarme y parece que todo vuelva a empezar desde cero. Además, ahora quiero ver y seguir más de cerca la carrera de mi hermano Francis. Disfrutar de sus peleas e intentar que siga mis pasos y me supere en victorias y títulos.

¿Qué consejo le puede dar a los que están empezando?

Mi consejo es que tengan claro que no hay nada imposible. Hay que perseguir lo que quieres y luchar por ello hasta el final, con constancia, disciplina y determinación.