La guerra abierta entre la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) abre una vía obligada a los 42 clubes de LaLiga para que unifiquen la adopción de medidas tendentes a paliar la crisis, que amenaza seriamente su situación económica. Así, clubes que, como el Tenerife, apostaban por negociar solo la rebaja de los emolumentos de sus jugadores, -incluso la entidad blanquiazul tiene en marcha negociaciones con su plantilla-, van a terminar acogiéndose a una postura colectiva, instada por la patronal, la de la aplicación de ERTE, que servirá como salvoconducto para cada uno de los equipos. El próximo martes se va a celebrar una cumbre que se presume clave. En ella estarán representados los clubes por su patronal, los jugadores por su sindicato, y la Federación Española Fútbol.

Suso, ayer con la AFE. Los capitanes de LaLiga Smartbank, entre los que se encontraba Suso Santana, se reunieron ayer con su sindicato, a través de la vía telemática. Los jugadores fueron informados de la pretensión de LaLiga de promover una rebaja común (se ha hablado de entre un 10% y un 20%) y rechazaron esta propuesta, entendiendo que no se puede igualar en la rebaja a profesionales con parámetros económicos diferentes. Los futbolistas siguen apostando porque el porcentaje de su sueldo que deben sacrificar sea negociado por separado con cada club.

Acuerdo con el plantel. El Tenerife tiene iniciada una negociación con su plantilla de jugadores. El director deportivo, Juan Carlos Cordero, ha mantenido conversaciones con los capitanes, y la aplicación de las medidas está en fase de estudio en los servicios jurídicos del club, pero se espera para próxima semana. El Tenerife quería evitar el ERTE a todo el personal del club. La rebaja de los futbolistas debía permitir amortiguar los efectos de este largo paréntesis de la competición en la caja del club. De hecho, el Tenerife ya había dado muestras de intentar suavizar el daño y había adelantado las vacaciones para sus empleados con el fin de eludir el expediente de regulación de empleo. Pero la entrada en escena de LaLiga endureciendo la línea de actuación, con el objetivo de forzar a AFE a que acepte la reducción pactada del salario de sus afiliados, ha obligado a la entidad que preside Miguel Concepción a decantarse por la aplicación de un ERTE, que sí va a afectar al resto de la logística de la institución. "No queríamos llegar a este extremo, pero esta situación va cambiando cada día y lo que ayer era posible, ya hoy no lo es", aseguró a EL DÍA el presidente de la entidad, para quien el tiempo de duración de la crisis marca la pauta. "Estamos en permanente cálculo, controlando la situación de nuestra tesorería y necesitamos asegurar que podemos cubrir los efectos de esta crisis, que no sabemos cuánto va a durar y que va a tener unas consecuencias impredecibles", asegura Concepción. "El ERTE no es una agresión al trabajador, es un salvoconducto que nos ofrece LaLiga y que no podemos evitar", afirma el presidente.

La fuerza de la fórmula. Es la clave. El nudo de la postura colectiva, en la que los clubes grandes están de acuerdo, es encontrar una fórmula que sea lo suficientemente fuerte como para evitar grietas en los clubes. Los pactos en cada uno de ellos entran en riesgo si cualquier jugador que acabe el contrato actual lo denuncia el 30 de junio. Frente a eso no hay garantías de mantener los acuerdos. Entonces, se trata de buscar una fórmula que sea más fuerte que una acción particular. Ésa, es el ERTE respaldado por LaLiga, aplicado en cada club con sus matices. La vuelta de tuerca de LaLiga, a la que se adapta el Tenerife, solo busca un acuerdo LFP-AFE del que nadie pueda desmarcarse.