El sábado por la tarde arribó a su residencia de Tegueste, después de casi 48 horas de trayecto entre Ciudad del Cabo -Sudáfrica- y Tenerife, con las prescriptivas escalas en Londres y Madrid. La golfista María Beautell -13/03/1981, Santa Cruz de Tenerife- partió in extremis del país más meridional del continente africano, dado el cierre de fronteras programado para el pasado viernes desde las 00:00 horas.

Sin dudar, la deportista profesional responde "sí" a la cuestión de si debió regresar con antelación a la Isla. De hecho, había terminado de competir a mitad de marzo. Pero decidió quedarse "unos días por lo mal que estaban -no han cesado- las cosas" en España. "Cuando vi que la situación empeoraba -en Sudáfrica-, intenté adelantar el vuelo. El primero que había era el viernes -27 de marzo-, pero British Airways lo cambió al jueves porque se cerraban las fronteras. Creo que fui en el último vuelo que salió de Ciudad del Cabo. Estaba programado para las 22:45 horas, pero salimos con retraso, a las 00:02. Si nos llegan a decir que no podíamos partir porque nos pasamos de la media noche, me da algo. Pero no, nos dejaron", comenta.

Estaba con sus amigos

Beautell llegó a mentalizarse "por si me tenía que quedar un par de meses allí". Empero, no pasó "ningún miedo". "Estaba con amigos, no sola, pero está claro que tenía ganas de volver a casa". Lo hizo en un trayecto largo, mas no incómodo. "No estuve tirada en el aeropuerto en ningún momento. Es un poco impactante verlos tan vacíos. Sobre todo, el de Gatwick -Londres-. No había ni un alma. Heathrow", por el que voló rumbo a España tras hacer noche en un hotel, "tenía más movimiento". Despejado también estaba "el de Madrid. Había muy pocos vuelos".

Más problemas encontró con la distancia social de seguridad en el primer vuelo entre Ciudad del Cabo y Londres, no así en los dos siguientes -casi vacíos-. "Iba petado. No había ni un hueco libre. Increíble. Íbamos con mascarilla, con guantes y como sardinas en lata. Esto no puede ser. Es totalmente contraproducente". Llegada a la capital británica, se esperaba "un control más fuerte en Londres. Fue lo que más me sorprendió. Aterrizamos, salí del avión, recogí la maleta y salí por la puerta -de la terminal-. A mí nadie me preguntó a dónde vas. No había ningún control, ni me tomaron la temperatura".

El pasado 10 de febrero, María Beautell arribó a Sudáfrica, en lo que viene siendo una tradición para afrontar su particular pretemporada. "Llevo ya muchos años yendo a empezar el año allí". Siempre, su objetivo no es otro que acumular bagaje para comenzar la campaña de la mejor manera. "Cuentan con un circuito que se llama Sunshine Ladies Tour", con más de media docena de torneos disponibles. "Yo jugué cinco. Tuve días muy buenos y algunos en los que bajé bastante". La cuarentena de la golfista insular comenzó tras dejar atrás África, toda vez que "en Sudáfrica estaba haciendo vida normal: Podía ir al campo de golf, jugar, salir a la calle o ir a dar paseos a la playa", manifiesta.

Ahora, ya confinada, es momento para "seguir haciendo mi gimnasia y trabajar un poco la mente. Te replanteas un poco todo cuando pasan cosas así de graves y de difíciles. Pienso que hay que tomárselo como una buena oportunidad para sacar lo mejor y buscar el lado positivo de esta tragedia".

Segunda categoría

Esta semana arranca el mes en el que debía comenzar el Ladies European Tour Access Series -Letas-, segunda categoría del golf europeo en la que María Beautell se adjudicó su primera cita continental, el Lavaux Ladies Championship -en Suiza-, el pasado curso. "De momento, han aplazado los primeros torneos para final de año. Hay que tener mucha paciencia e intentar emplear el tiempo en algo que me pueda ayudar a mi golf cuando empiece la temporada. Tengo el jardín para hacer algún golpito de 20 metros, pero nada más -ríe-, aunque no tengo una red para las bolas. No se puede hacer mucho más", termina.