Cambio de formato, más partidos por semana, ampliar el calendario hasta más allá del 30 de junio, o disputar inicialmente algunos encuentros a puerta cerrada para irle ganando tiempo al tiempo y poder acabar tal y como estaba previsto. Estas son algunas de las líneas maestras que mantienen en su mente aquellas competiciones que más deseo -principalmente alentadas y hasta acuciadas por los intereses económicos que existen detrás- poseen con el fin de evitar que la crisis del Covid-19 impida a sus ligas llegar a su conclusión.

Fútbol y baloncesto son, seguramente, los que más empujan en esta particular resistencia dentro de una tendencia que afecta de lleno a dos clubes isleños, el CD Tenerife y el Iberostar Tenerife. A los primeros le restan por disputar aún 11 encuentros de la Liga Smartbank, mientras que el conjunto aurinegro se podría ir -dentro de una previsión comedida- a nada menos que a unos 20 choques más entre ACB y Champions.

Muchos (y muy importantes) compromisos por delante, en muy poco tiempo, y además acelerando al máximo desde cero. Es por ello que se antoja indispensable un periodo previo de puesta a punto. Pretemporada que a su vez podría condicionar el cumplimiento de los nuevos calendarios o, paralelamente, minar las facultades físicas de los deportistas. Todo apunta a que si, en el mejor de los casos, la cuarentena toca a su fin el próximo domingo 12, se intentará volver a competir a finales de abril o principios de mayo. Un plazo que, sin embargo, y según algunos especialistas, no debería bajar de las "cuatro semanas", tal y como por ejemplo comenta Iván Méndez, director del Centro de Entrenamiento y Fisioterapia Health Sport y años atrás preparador físico y readaptador del CD Tenerife. "Hacerlo en solo 10 o doce días sería hablar de plazos demasiado optimistas y que quizá solo servirían como recordatorio", comenta.

Quizá lo que más descoloque a Méndez de cara al posible regreso competitivo sea la incertidumbre, tanto por "el estado físico de los deportistas" por "cómo van a responder a una mayor carga competitiva" de la habitual, con tan pocos días entre cada partido y después de un paréntesis "de tanto tiempo". Un parón prácticamente igual de largo que el de verano, aunque con la exigencia de recuperar el nivel que se pierde en el periodo que abarca las cortas vacaciones de Navidad. "Esto es algo desconocido para todos", reconoce el especialista isleño, para el que el fútbol de Segunda, "quizá menos acostumbrado a jugar entre semana a lo que lo está el baloncesto", puede "notarlo algo más".

Para Méndez, una vez se dé por finalizado el confinamiento para los deportistas profesionales, lo primero será "evaluar el estado en el que se encuentra cada uno de los jugadores; y a partir de ahí realizar estrategias y programas de entrenamientos individuales", así como aquellos dirigidos a "recordar los patrones colectivos". "Las capacidades de estos deportistas suelen ser notables, pero la merma seguramente será evidente en no pocos aspectos. La potencia, la intensidad, las velocidades son parámetros que habrán bajado considerablemente", explica, resaltando igualmente que habrá que perfeccionar casos concretos como "la flexibilidad, la coordinación, los saltos, los cambios bruscos de dirección o las recepciones". "Será necesario priorizar en ellos", asevera.

Recalca el tinerfeño, licenciado en Ciencias del Deporte, que no puede pretenderse una mejora brusca para alcanzar "los niveles anteriores", sino que la misma se debe realizar "con cautela y de forma paulatina". Un diseño que tiene que ser "muy específico, atendiendo a las singularidades de cada jugador" y, especialmente, haciendo énfasis en "la prevención de lesiones". "Debemos tener en cuenta que el cuerpo pasa de un periodo de actividad a otro de inactividad en el que además viene estando sometido a limitaciones y hasta estrés, por lo que es muy posible que aparezcan lesiones", advierte Méndez en este sentido.

A todo ello se añade la capacidad del profesional para llevar de la mejor manera posible la cuarentena. Desde las rutinas y pautas más básicas como la de "tener horarios de entrenamientos, descansos y ocio"; otras también habituales "como la nutricional", aunque en este caso teniendo en cuenta que en "estas semanas el gasto de energía no es tan grande"; e igualmente "las psicológicas". "Muchos deportistas pasan por procesos de ansiedad y nerviosismo, y ven alterado su ciclo del sueño", advierte Méndez. Variables, todas, que luego incidirán en "la respuesta que irán teniendo los profesionales ante los estímulos de entrenamiento". "Esto es solo la teoría, ya luego, cuando llegue el momento de volver al trabajo es cuando te encontrarás con la realidad encima de la mesa", recuerda. Algo muy similar a lo que, con el discurrir de los días, viene ocurriendo con esta crisis del Covid-19. Y es que si la cuarentena persiste dentro de dos semanas, todas estas previsiones acabarán siendo castillos en el aire.