Sin partidos, sin poder salir de casa y, como consecuencia, sin poder ejercitarse con normalidad. Este conglomerado de contratiempos es otro de los argumentos que han podido empujar a los jugadores foráneos a buscar una salida inmediata... y una razón más para pensar en la suspensión definitiva de buena parte de las competiciones. Con los deportistas obligados a permanecer confinados en sus domicilios, ni siquiera la condición de profesionales de primer nivel, que por ejemplo ostenta la plantilla del CB Canarias. El cierre permanente y total de toda instalación municipal e insular, entre ellas el Pabellón Santiago Martín -donde también se ejercita el CB Clarinos-, lo impiden.

Sin fecha clara -en el escenario más optimista- para volver a competir, los clubes son conscientes de que sus jugadores y jugadoras "perderán por completo la forma física", tal y como expresa, por ejemplo, David Rivas, presidente del Echeyde de waterpolo. Por mucho que sus respectivos preparadores físicos ordenen llevar a cabo sendos programas individualizados. La situación incluso se ha agravado a partir de ayer, ya que el estado de alarma decretado por el Gobierno va a impedir, incluso, llevar a cabo algunas sesiones preparatorias en grupos reducidos. Era la idea, por ejemplo, del CB Canarias y Clarinos; e igualmente del RC Náutico y CV Cisneros Alter, aprovechándose estos dos de sendas instalaciones privadas a las que, sin embargo, no se pondrá acceder en los próximos 15 días.