No es la primera vez que el fútbol profesional se interrumpe en España en plena temporada. Y tampoco es nuevo que el Tenerife se vea obligado a disputar en otro momento un partido oficial que ya tenía programado dentro del calendario. La suspensión de, al menos, jornadas en Primera y Segunda por la crisis del Covid-19 sí es inédita por su naturaleza y por el sinfín de incógnitas que deja abiertas, pero no tanto por el hecho de que se deje de celebrar la competición de forma temporal. A lo largo de su recorrido por las categorías nacionales, el club blanquiazul ha tenido que parar por diversas causas, desde el accidente de avión que sufrió el equipo rival a una alerta máxima por mal tiempo, pasando por huelgas.

El avión del Málaga. Uno de los casos más impactantes en los que quedó envuelto el representativo tuvo lugar el 29 de septiembre de 1956. Ese día, la plantilla del CD Málaga subió a un avión de la compañía Aviaco para volar hacia la Isla y cumplir con su compromiso de Liga del domingo siguiente en el estadio Heliodoro Rodríguez López, estando los dos equipos en el Grupo Sur de Segunda División. Pero el viaje concluyó de manera inesperada, dado que el aparato contactó con la pista realizando un aterrizaje forzoso y terminó estrellándose con una vivienda cercana antes de incendiarse y partirse en dos. Entre los pasajeros, el incidente quedó en un susto, ya que no se registraron víctimas. En cambio, una persona residente en la citada casa sí falleció.

Dadas las circunstancias, el partido no se celebró en la fecha prevista, sino dos días más tarde. El Tenerife, entrenado por Diego Lozano, fue capaz de imponerse con dos goles anotados por Antonio Pedrero (2-0). La traumática experiencia le pasó factura a los futbolistas del Málaga, quienes prefirieron regresar a la Península en barco. El Tenerife cerró la temporada en la mitad de la tabla y el Málaga lo hizo en la quinta posición, sin opciones de luchar por el ascenso.

Niebla en Anduva. Veintidós años y medio después, el inconveniente fue mucho menos grave. El 14 de enero de 1979, el encuentro de Segunda División B entre el Mirandés y el Tenerife comenzó en el estadio de Anduva a la hora fijada, pero no pudo terminar ese día. A pesar de que el árbitro Díaz Gutiérrez autorizó el inicio del choque, los jugadores no tardaron en encontrar problemas de visibilidad a causa de la espesa niebla que comenzó a envolver la instalación de la localidad burgalesa.

El testimonio del portero tinerfeño Manolo Domínguez es significativo. "Desde mi posición no veía el área contraria. Además, el campo estaba encharcado y embarrado", recuerda. Las dificultades fueron a más y, tras una reunión sobre el césped entre los jugadores y el colegiado, el partido se postergó. "Nos quedamos un día más y jugamos el lunes por la tarde, pero la gente tenía que trabajar y nos quedamos casi en familia", apunta el guardameta, que formó parte de la alineación titular decidida por Olimpio Romero junto a Manolo, Julio, Aparicio, Navarro, Paco, Alberto, Román, Abad, Belmonte y Larrañaga, quien adelantó a los insulares a 9 minutos para el final de un partido que terminó en tablas, ya que el Mirandés también pudo anotar.

Las 'botas caídas'. Esa no fue la única suspensión que afectó al Tenerife en la temporada 1978/79. La huelga de las 'botas caídas' congeló la competición durante un fin de semana, y no solo en Primera y Segunda, sino también en Segunda B. Los futbolistas dieron ese paso respaldados por su sindicato (AFE) con el fin de reclamar algunos avances en sus condiciones laborales como la eliminación del derecho de retención en los contratos o la inclusión en el sistema de la Seguridad Social. El apoyo a esa reivindicación por parte de la escuadra tinerfeña estuvo en duda hasta la víspera del encuentro con el Bilbao Athletic del 4 de marzo en el Heliodoro. El filial se desplazó a la Isla pese a su intención de no competir. Y justo al llegar a Los Rodeos, tras ser recibida por los dirigentes locales, la expedición vizcaína se enteró de que el club anfitrión había decidido secundar el paro. Una vez llegada la hora del partido, el Heliodoro Rodríguez López no lucía vacío. Como en otros domingos, habían acudido miles de aficionados, quienes recibieron por la megafonía del estadio la comunicación de que no iban a comparecer los equipos. Por la coincidencia con las fechas carnavaleras, el club improvisó un desfile de murgas y comparsas que habían sido invitadas al partido finalmente aplazado.

Ya en la década de los 80, la AFE volvió a utilizar la herramienta de la huelga para exigir una nueva mejora de los derechos de los futbolistas. En este caso, esta medida postergó el comienzo de la Liga 1981/82, de tal manera que, por ejemplo, el Tenerife-Lérida inaugural en Segunda División B no se jugó el 6 de septiembre, y el San Sebastián-Tenerife tampoco se ajustó a la fecha prevista. Ese curso arrancó el 21 de septiembre con una goleada en el Rodríguez López a favor del conjunto preparado por Joseíto Iglesias. Lolín, en dos ocasiones, Chalo y David Amaral anularon al Lérida (4-0). Siete días más tarde, los insulares cayeron en el campo del Sanse por 3-1. El entrenador alineó a Álvaro, Diego, Juan Miguel, Paco, Marín, Manolo, Alberto, David y Chalo.

La gota fría. Huelgas aparte, al final de esa década se cruzó en el camino de la historia del Tenerife uno de los aplazamientos más conocidos, el de la gota fría en el derbi de la temporada que acabó con el ascenso de los blanquiazules a Primera División, la 1988/1989. Las Palmas y Tenerife no pudieron enfrentarse en el estadio Insular el domingo 19 de febrero de 1989, sino el martes 21. El motivo, un fenómeno meteorológico adverso que aconsejó cambiar la fecha de un partido en el que se marcaron cuatro goles, pero que quedó para el recuerdo por el que anotó Quique Medina en el minuto 90, sellando así un empate muy valioso para los de Benito Joanet. Alexis Trujillo adelantó la Unión Deportiva al cuarto de hora, Lema firmó el empate antes del descanso y Andrés acercó a los locales a un triunfo que se empezó a festejar en las gradas hasta que apareció Quique para sorprender a Lopetegui con un disparo por alto. Ese 2-2 le aportó al Tenerife un punto que le permitió seguir en el liderato de Segunda División A.

Gastroenteritis rojiblanca. Puntos como el del derbi de la gota fría situaron al Tenerife en la promoción de ascenso que le dio el pasaporte a Primera, tras superar al Betis en la eliminatoria. Y en la máxima categoría también tropezó con alguna suspensión, como la de su partido con el Atlético de Madrid del 26 de enero de 1997 en el Rodríguez López. El equipo rojiblanco viajó a la Isla el día anterior a pesar de tener a diez futbolistas de baja por gastroenteritis. Ante este panorama, el club madrileño acudió a la Real Federación Española de Fútbol para tratar de que el encuentro se jugara en otra ocasión, con el inconveniente de la falta de fechas libres de los dos clubes; en el caso del tinerfeño, por su participación en una Copa de la UEFA en la que fue semifinalista. Definitivamente, el Atlético compitió en el estadio santacrucero el 15 de mayo y venció con goles de Pantic, Esnáider y Simeone. El tanto de Jokanovic solo sirvió para neutralizar la primera desventaja.

Lluvias en San Sebastián. Los contratiempos para el Tenerife continuaron en la Liga 1996/1997. Su partido de Liga en Anoeta ante la Real Sociedad del domingo 1 de junio se tuvo que cambiar al martes por las inundaciones que se habían producido en la capital guipuzcoana a lo largo de ese fin de semana. La tormenta impidió incluso que el árbitro Andradas Asurmendi llegara a tiempo a San Sebastián para poder pitar en la fecha programada inicialmente. Con el conjunto de Jupp Heynckes casi sin opciones de volver a clasificarse para competiciones europeas, la Real Sociedad venció por un claro 3-0, gracias a dos goles de Mutiu y uno de Javier de Pedro.

Paro de controladores aéreos. Más cercano en el tiempo fue el aplazamiento de un Tenerife-Granada que se debió disputar el primer fin de semana de diciembre de 2010. En esa ocasión, la causa fue la huelga de controladores aéreos que bloqueó vuelos como el que no pudo tomar el equipo andaluz con rumbo a la Isla. En ese momento, la cercanía de las vacaciones de invierno dificultó la búsqueda de fechas próximas para recuperar la jornada pendiente, por lo que el encuentro terminó jugándose el miércoles 26 de enero de 2011. La caótica temporada de un Tenerife que terminó bajando a Segunda B deparó tantos cambios de entrenador (pasaron cinco por el banquillo), que el técnico que iba a dirigir al equipo blanquiazul en el duelo aplazado con el Granada, no lo hizo en el que sí se celebró. Juan Carlos Mandía fue despedido tras el derbi del 23 de enero (1-1) y Antonio Tapia debutó ante el Granada el 26 (3-3).

Bloqueo en La Romareda. De regreso a Segunda División A, en su segunda campaña consecutiva en esta categoría, la 2013/2014, el Tenerife de Álvaro Cervera tuvo que quedarse un días más en Zaragoza para poder cumplir con su visita a La Romareda. La huelga convocada por el Comité de Empresa de los empleados de club aragonés para el domingo 2 de septiembre de 2014, impidió que se desarrollaran con normalidad los preparativos del partido ante el Tenerife, hasta el punto de que se forzó aplazamiento al lunes 3. La espera le valió la pena a un Tenerife que ganó por 2-3 (Vitolo y dos de Ifrán).

Alerta máxima. El domingo 25 de febrero de 2018, el Tenerife publicó un comunicado en su página web en el que confirmó la suspensión del duelo con el Lugo previsto para la tarde de ese día en el Heliodoro. El club aclaró que, una vez "agotadas todas las vías posibles", las autoridades habían optado por pasar al lunes el encuentro por la declaración de situación de alerta máxima a causa de fenómenos meteorológicos adversos. Así, el día 26 se abrieron las puertas del estadio para la disputa de un enfrentamiento que reforzó la racha en la que había entrado el equipo tinerfeño con la llegada al banquillo de Joseba Etxeberria. Con goles de Samuele Longo, Villar y Leuko, en propia puerta, el Tenerife remontó el tempranero tanto lucense de Fede Vico (3-1).

Reyes. Antes de la actual situación de aplazamiento de dos jornadas por el Covid-19, la participación del Tenerife en la competición tuvo un último episodio de pausa motivada por la triste noticia del fallecimiento de José Antonio Reyes en un accidente de coche, siendo futbolista de la plantilla del Extremadura en ese momento. Como casi todos los encuentros de Segunda División de ese fin de semana, el Lugo-Tenerife se postergó unos días. La cita en el Anxo Carro, de la penúltima jornada, concluyó con un empate salvador para los dos equipos (0-0).