Los dos cruces de Nikola Sipcic con la Ponferradina han marcado su primera temporada en el Tenerife, para mal y para bien. El 1 de septiembre salió de El Toralín señalado tras una goleada en la que llegó a meter el balón en su propia puerta y no consiguió frenar a Yuri. Tras esa actuación, el serbio tuvo que esperar ocho jornadas para volver a jugar. En cambio, en la siguiente coincidencia, la de ayer, concentró el protagonismo por todo lo contrario: ofreció un notable rendimiento y tuvo la habilidad de batir a René para desatascar un encuentro destinado al empate.

Seis meses antes había llegado a la conclusión de que no podía dejarse llevar por una mala tarde. "Sabía que debía aprender de ese partido y mejorar para no cometer más errores", contó después de un triunfo en el que aportó su segundo gol como jugador del Tenerife. En el 2-1 ante el Sporting, del 31 de enero, adelantó a su equipo con un remate de cabeza. Ayer eligió otro recurso, el de un taconazo que sorprendió René. En realidad, aseguró que no le quedó otra alternativa. "Era lo único que podía hacer, fue la única opción que encontré", explicó Sipcic, cuyo gol se celebró dos veces a causa de la incertidumbre que surgió por la intervención del videoarbitraje. El defensa vivió esos segundos con aparente tranquilidad, dado que no tuvo dudas de que había golpeado el balón en posición correcta. "No estuve preocupado en ningún momento, porque sabía que estaba en línea. De hecho, había retrasado mi posición para ir luego al balón. Había sido válido", dijo Nikola, "muy feliz" por su acierto ofensivo y, "sobre todo, por los tres puntos", que dejan al Tenerife con cuatro de margen sobre el puesto más cercano de descenso. De camino hacia el objetivo del equipo va creciendo la figura de Sipcic, que ayer batió su récord de continuidad en Liga con el Tenerife al encadenar seis partidos completos, con al añadido anterior de su participación en el derbi.