Dani Gómez llegó a pedir a través de las redes sociales una continuidad que nunca llegaba con Aritz López Garai. Malbasic o Miérez sí dispusieron de las suficientes presencias en el once como para consolidarse en la posición de nueve. Pero no lo hicieron. Por eso, el futbolista cedido por el Real Madrid no entendía su ostracismo. Fueron solo tres titularidades en los 16 encuentros del primer entrenador blanquiazul del curso y un solo gol (el 0-4 ante el Albacete).

El relevo en el banquillo obró el milagro. Dani ya fue titular con Sesé Rivero en El Molinón y aportó un gol en la victoria sobre el Sporting de Gijón (0-2). Tras la llegada de Rubén Baraja al banquillo solo se quedó fuera ante el Deportivo de La Coruña, en el último intento de rehabilitar a José Naranjo. Al descanso sustituyó al onubense y ya nunca perdió el sitio. Sus meses de enero y febrero han resultado explosivos. Ya colaboró con un gol en la victoria contra el Albacete (4-2).

Se consolidó entonces como pareja del canterano Jorge y, tras la llegada de Joselu, con el de Cartaya. Anotó en Copa contra el Valladolid y contra el Athletic de Bilbao. En el Francisco de la Hera vio portería por partida doble en la victoria sobre el Extremadura (2-4) y el pasado sábado hizo el de la victoria contra el Elche (1-0). Con esta aportación goleadora, Dani Gómez ha pasado de marcar un gol cada 333,5 minutos en la primera vuelta a hacerlo cada 130 en la segunda.

Sus minutos también se han multiplicado, así como sus presencias en el once. Ha pasado de seis titularidades en 21 partidos a ocho (todas) en la segunda vuelta liguera. Pocos discuten ya su capacidad realizadora y su aportación al equipo. La cesión empieza a quedar justificada e incluso despierta el interés de una posible prolongación de la misma de cara al próximo curso. Juan Carlos Cordero, nuevo director deportivo del Tenerife, estudiará tal posibilidad en las próximas semanas. Pero de seguir con esta progresión, la Primera llamará a la puerta del nueve blanquiazul.