La selección de Polonia se le subió a las barbas a la española y logró una victoria de mérito en Zaragoza gracias a su trabajo colectivo en defensa y, especialmente, al acierto anotador de A.J. Slaughter, que fue el estilete ofensivo que martirizó el aro local. Polonia, que venía de caer en casa ante Israel, demostró que no solo tiene jugadores de trabajo y esfuerzo sino también de talento, tal y como evidenció con su octavo puesto en el pasado Mundial de China y que sufrió en Zaragoza una desacertada España que a pesar de su dominio reboteador apenas pudo correr. Polonia creció ofensivamente conforme avanzó el partido y con un juego coral, como ya acostumbra, fue desesperando progresivamente a los jugadores españoles que se quedaron sin respuesta ante el buen juego visitante.

Slaughter se convirtió en una pesadilla para sus marcadores a partir del segundo cuarto y tuvo en jaque al equipo español porque no solo anotaba sino que también desequilibraba y generaba ventajas que aprovecharon sus compañeros, en especial Michal Sokolowski y Aaron Cel.

La intensa defensa de España de inicio provocó los errores del combinado polaco que, unido al acierto local obligó a Mike Taylor a solicitar su primer tiempo muerto en el minuto 4 (9-2). Polonia se recuperó, más en defensa que en ataque, pero fue suficiente para detener el caudal de juego ofensivo hispano que, a partir de entonces no estuvo tan cómodo hasta el final del primer parcial. Aún así España recuperó el acierto al inicio del segundo cuarto y alcanzó los 9 puntos de renta (28-19) con cierta facilidad en el minuto 25 que parecían que ponían al combinado español en disposición de romper el partido.

Nada más lejos de la realidad. El conjunto polaco le hizo tomar de su propia medicina con un sistema de contención intenso que puso en serios aprietos la ofensiva española hasta el punto de que solo pudiera anotar 13 puntos en este cuarto y sufriera 13 pérdidas al llegar a la media parte (35-38). Pero los males de España no quedaron ahí para su desgracia porque el atasco continuó al regreso de vestuarios con un festival de Slaughter que impulsaron a los suyos, les dieron confianza y empezaron a creer que la victoria era posible. Eso se confirmó cuando se colocó 13 arriba (55-68, 32'), lo que reforzó sus opciones de triunfo ante una España precipitada, que ponía más corazón que cabeza y más ímpetu que orden y acierto, y que acabó cambiando canastas al final porque no era capaz de frenar el caudal ofensivo de su rival, algo que solo benefició al equipo de Mike Taylor que acabó llevándose la victoria.