Una plaga de consecuencias casi bíblicas. Así se podría definir, trasladado al mundo del deporte, las lesiones de rodilla que viene sufriendo en estos últimos años el Iberostar Tenerife desde su regreso a la ACB. Un total de cinco en menos de siete años y medio y que, en cada uno de los casos ha provocado que el cuadro lagunero se quede sin uno de sus jugadores durante prácticamente una temporada. Una racha de infortunios que tiene en Santi Yusta y que obliga a los laguneros, como en las ocasiones anteriores, a reamarse.

A la espera de que se confirme el diagnóstico definitivo en función de unas segundas pruebas a las que va a ser sometido, la de Yusta podría situarse, en rango de importancia, a la misma altura que la sufrida en su día por Javi Beirán. En ese momento el dorsal 33 promediaba 12,1 puntos y 6,4 rebotes para 17 créditos de valoración en más de 30 minutos sobre la cancha. El ahora alero canarista no alcanzaba esos guarismos, pero en cambio su condición de jugador diferente, cupo (en función sobre todo a lo que exige la Champions) y el escaso margen (pocos jugadores que encajen en el perfil y menos de una semana para poder hacerlo) para buscar un recambio hacen que su repentina ausencia sea un golpe letal en los esquemas de Txus Vidorreta, que por fin veía como iba a disponer de su plantel al completo para afrontar el tramo decisivo del curso.

Fotis Lampropoulos. Cuando apenas se habían jugado tres minutos de un amistoso del Canarias en Adeje contra el Fraport Skyliners alemán, el 20 de septiembre de 2013, una mala caída en una penetración provocó en el griego la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. El heleno fue sustituido por Diego Fajardo, diciendo adiós a la temporada pese a que recibió el alta a finales de abrir de 2014, reapareciendo en Murcia en mayo. Disputó, sin problema alguno, todo el curso siguiente con el conjunto lagunero.

Javi Beirán. Con solo 25 segundos por jugarse y el partido ante el UCAM Murcia decidido en favor del cuadro canarista, un apoyo defectuoso en un rebote defensivo provocó en Javi Beirán unos indescriptibles gritos de dolor. La razón, la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Casi diez meses sin poder jugar partidos oficiales y luego unos cuantos meses más para alcanzar el tono previo a la lesión. Después de ello el madrileño no solo volvió a despuntar sino que sus notables actuaciones le han convertido en fijo dentro de la selección española, tanto para las últimas Ventanas FIBA como para la pasada Copa del Mundo celebrada en China.

Nico Richotti. Si hay un jugador con el que se cebaron las lesiones en su etapa como canarista ese fue Nico Richotti. Una lesión por un encontronazo fortuito en el hombro derecho, la rotura de un dedo de la mano de tiro, o la fractura de su rótula izquierda, dieron paso, en enero de 2018, a la afección física más grave de todas: rotura de cruzado derecho, acompañada de otra del ligamento colateral interno, con fractura no desplazada de la meseta tibial posterior. En total, casi un año entero en el dique seco, si bien al de Bahía Blanca le costó entrar en dinámica un par de meses más.

Tomasz Gielo. También tuvo que decir adiós, de forma prematura, a toda la temporada Tomasz Gielo, que en la primera jornada del ejercicio 18/19, en una contra, y con el choque casi decidido para el Real Madrid, acabó trastabillado por la defensa de Facundo Campazzo, lo que le provocó para el ala ívot una afectación parcial de los ligamentos cruzados anterior y posterior. Sin embargo, lo más grave para el polaco fue la rotura total del tendón rotuliano derecho. En total, un año sin poder jugar partido oficial, lo que incluso le llevó a perderse, la Copa del Mundo de China con su selección. Ahora es Yusta el que debe pasar por este amargo trago. Si el madrileño es capaz de acercar el periodo de su recuperación al que tuvo que emplear Lampropoulos, el madrileño podría estar de vuelta para noviembre.