¿Qué pensó cuando supo que Juan Carlos

El sentimiento fue especial y un poco contradictorio, porque es mi hermano y yo había estado antes en ese puesto. Recordé todo lo vivido en aquella temporada tan intensa (2010/2011) y me alegré mucho por él, ya que es un buen profesional y le hacía mucha ilusión iniciar ese proyecto. Le animé a que fuera a ese gran club.

¿Le ha dado algún consejo?

Le dije que el presidente te deja trabajar y que la afición es muy pasional e intensa; le hablé de cómo se vive en la Isla, de la gente del club... Le reafirmé la parte de tener los pies en la tierra, pero no hacía falta porque es muy sensato. Hay que tener humildad y paciencia para crear un proyecto sólido, y eso es algo que él tiene muy claro.

¿Encajará en el tinerfeñismo?

Sí, porque tiene un carácter de consenso. Respeta a todas las parcelas y es cercano; habla con cualquier entrenador, con los aficionados, con los periodistas, con la gente del club... Y lo hace con normalidad, respetando a todos y tomando sus decisiones a la hora de firmar jugadores, dar bajas, llegar a acuerdos con las renovaciones... Trabajará en equipo con todo el cuerpo técnico, con Toño (Hernández), con Ricardo (León), con Santi (Olmo) y con alguna persona más que podría llegar más tarde.

¿Cuál es su punto fuerte?

Ha tenido muchos ascensos y sabe lo importante que es un vestuario. Estará para ayudar al entrenador y a los futbolistas ante cualquier problema. Y no tendrá problemas en ser comprensivo y en tener empatía, tomando siempre decisiones en beneficio del club. Es muy cercano, pero también es resolutivo y contundente.

Habla de sus ascensos. En el Tenerife tendrá esa exigencia.

Ahora hay que pensar en salvar al club para tener tranquilidad. Él acaba de llegar y va a ayudar a que se consolide la continuidad en Segunda. La temporada siguiente ya se sentarán las bases para crear un proyecto mucho más ilusionante.

¿Tiene vocación de cantera?

Sí. Por ejemplo, con Juan Carlos, el Cádiz B empezó en Preferente y subió a Segunda B. Siempre contó con jugadores jóvenes, como Álvaro, Salvi o Manu Vallejo. Hizo operaciones con chicos de la base del club y con otros que promocionó y fueron traspasados.

¿Cómo ve al Tenerife actual?

Es sólido y coherente. Veo a los futbolistas conectados con el técnico. Se nota que saben a lo que juegan y que el equipo tiene un sello, un estilo. Confío en que, poco a poco, saldrá con tranquilidad de la zona cercana al descenso.

¿Qué recuerdos tiene de su experiencia en el Tenerife?

El equipo había bajado a Segunda B y lo más difícil fue no poder fichar hasta que no se resolvieran las bajas de futbolistas de la temporada anterior como Julio Álvarez, Natalio, Beranger, Melli.... Tenían contratos altos y algunos se fueron a Primera, como Nino y Ricardo. A base de mucho trabajo conseguimos aligerar esas nóminas. De lo contrario, el club no habría podido subsistir. Fueron unas negociaciones muy duras y estresantes que tuve que afrontar nada más aterrizar. Luego llegó el momento de firmar a veinte jugadores de Segunda B. A partir de ahí tuvimos que soportar la presión propia de un equipo que estaba en una categoría que no le correspondía. Acabamos segundos, por detrás del Castilla de Carvajal, Joselu, Morata, Lucas Vázquez... Llegamos a la final de la promoción. Perdimos por 1-0 en Ponferrada, donde no jugamos bien. En la vuelta tuvimos un penalti en contra y la expulsión de Kitoko. Con 0-1 y 10 jugadores fue muy difícil remontar. Fue mala suerte. Subiendo todo hubiera sido distinto.

Ahí separaron sus caminos.

Había un objetivo y no se cumplió. Pero la relación con Concepción fue buena. Me sustituyó Quique Medina, que hizo una labor continuista: del once, seis o siete jugadores fueron del año anterior, como Aridane, Loro, Chechu... Llegó Cervera, se trabajó muy bien y el equipo subió. Me siento partícipe.