El Tenerife sale del primero de sus dos enfrentamientos seguidos en casa con un empate. Este resultado ante el Rayo Vallecano, aislado del contexto del comportamiento general del equipo en esta Liga, enfría la reacción que había experimentado en 2020. De hecho, este resultado corta la racha de triunfos en el Heliodoro y es el primer tropiezo como local desde aquel empate de diciembre frente al Alcorcón. El 0-0 se escenificó ante 13.222 espectadores, cota de afluencia que es síntoma por si misma del efecto que han tenido en el entorno blanquiazul sus última actuaciones, en especial la brillante y autoritaria manera de ganar la 'final' de Almendralejo, ante el Extremadura.

La realidad que evidencia el partido del domingo, en el cual el tinerfeñismo veía una vía para acercarse a la puntuación del sexto clasificado, es que el Tenerife ha subido ostensiblemente su nivel competitivo. Su nueva manera de entender el juego de creación es muy poco propensa al error, pero también ha mejorado de forma notable su respuesta cuando no tiene el balón, incluso en las situaciones en las que el rival lo arrincona. El equipo de Baraja sobrevivió en el tramo malo de partido, que fue el de los últimos 20 minutos, supo sufrir y fue contundente defensivamente, en base a la buena respuesta de jugadores como Alberto, Sipcic o Álex Muñoz, que son ahora mucho más difíciles de superar. Hay coincidencia, dentro y fuera del vestuario, para valorar que partidos como el del domingo se hubieran perdido antes del cambio de actitud general que ha provocado la propuesta de Baraja.

Cubierto el segundo tercio de la temporada, el equipo da garantías de producir lo suficiente para evitar recaidas en una zona de descenso cada semana más peleada. El enfoque es lo importante, la perspectiva, porque partiendo de concretar los objetivos, empates como el del domingo deben tener un efecto positivo en el camino hacia la permanencia. Los equívocos están a la vuelta de la esquina. Los extremos en Segunda se tocan con facilidad: del cuarto por la cola (el Oviedo) al sexto por la cabeza (el Elche), hay solo once puntos de distancia. De hecho, el Tenerife tiene a siete puntos al Elche, su próximo rival... No se trata de renunciar por renunciar, pero hay que poner en contexto la situación. El Tenerife viene de coquetear con un elevado riesgo de descenso. El hecho de estar más aliviados no debe confundir. El empate ante el Rayo es un punto sumado, logrado con más méritos que defectos, síntoma indudable de una evolución que sigue su curso.