El Rayo Vallecano ha pasado de club simpático a casa de los líos en unos meses. Recién descendido de Primera, el fuego amigo no ha parado desde el verano. Todo empezó con la decisión de elevar el precio de los abonos. De poco sirvieron las protestas de la afición, especialmente de Bukaneros, peña que se queja de un trato desigual por parte de la entidad. Desde su fondo partieron los cánticos a Zozulia que propiciaron el aplazamiento del duelo contra el Albacete al descanso.

Ayer se confirmó que la sanción queda en suspenso hasta que el TAD dirima, pero todo hace indicar que los madrileños deberán jugar a puerta cerrada los 45 minutos restantes y que tendrán su fondo vacío en dos partidos, sanción que ya le impuso la RFEF. La Federación de Peñas del Rayo no aguanta más. Por eso, emitió un comunicado acusando a su presidente de esconderse tras el estallido del caso Advíncula: "No nos sorprende, por ser habitual, la actitud de Raúl Martín Presa. Dar la cara no forma parte de sus responsabilidades".

El lateral peruano llegó a cambio de 2,17 millones de euros, de los que 1,7 habrían acabado ingresados en una cuenta en Panamá del exagente de Advíncula (Ronald Baroni), según se revela en unas escuchas que salieron a la luz hace semanas. Los nuevos agentes del jugador contactaron con la Federación, que trasladó el caso a la Fiscalía Anticorrupción, y LaLiga, que abrió expediente. El jugador y el club niegan unas irregularidades que, en último término, podrían costar al club madrileño un descenso administrativo.

Pero en esas escuchas también aparece el director deportivo de la entidad, David Cobeño, que carga contra el entrenador. "Con Jémez prefiero que se dé la hostia él solo, porque si no me van a decir que soy yo el culpable", dice entre otras lindezas.

A él también se le achacan errores. Abdoulaye, descartado en el mercado de invierno, sigue en la plantilla porque el jugador no se presentó en las oficinas a firmar los contratos de cesión a un club griego después de que todas las partes dieran el visto bueno. A un jugador del filial, Adrián Carrasco, al que se quiso inscribir en el primer equipo cuando el plazo ya estaba cerrado.

En el centro de todo este vendaval de desatinos está Paco Jémez, que no se caracteriza precisamente por guardar silencio cuando algo le incomoda. "Nos hemos acostumbrado a que no haya más que cosas malas. Después de tantos acontecimientos negativos te acostumbras a que casi nada te sorprenda", decía en su comparecencia de prensa de ayer. En ella cargó contra el presidente, Raúl Martín Presa, confirmando que había decidido no dirigirse a él. "Cuando yo llego a esa decisión es por muchas situaciones. Y cada día que pasa me reafirmo más. Se lo dije a él. Tienes dos opciones, o aguantar esto o echarme y traer a otro entrenador con el que puedas hablar", explicó.

Jémez no se esfuerza en tapar lo que sucede en el Rayo. "Nos generamos muchos problemas a nosotros mismos y es porque no se hacen las cosas bien", valoró en otro pasaje de su rueda de prensa. La lesión de Ulloa abre otro frente en el conjunto rayista. El técnico pide un fichaje, pero no uno cualquiera: "Alguien importante que mejore lo que hay y dé un salto de calidad. Y si el club no está dispuesto a pagar eso, es mejor que no traiga a nadie". En el recuerdo, el caso Bebé. Se lesionó antes de enero... y no se incorporó a un sustituto.