El aprendiz de periodista aguardaba que apareciese algún jugador del Real Madrid al que ponerle el radiocasete para hacerle tres preguntas sobre la derrota sufrida esa tarde de mayo en El Sadar. Treintaytantos años después en la memoria perdura la fragancia del recién duchado y perfumado, el olor de Jorge Valdano que respondió con cadencia única, amable, brillante, incluso en la derrota. El comunicador que fue gran futbolista, entrenador y director deportivo aparece puntualísimo a la cita con este diario en el hotel Catalonia Ramblas, en la barcelonesa calle Pelai. Luce elegante desacorbatado, americana y camisa azules, pantalón beige. Mira el reloj. "Tenemos una hora", luego tiene unareunión en Mediapro. Huele a limpio como aquella tarde de 1984. Aseado y puntual, dos virtudes que aparecen en la biografía del hoy flamante ganador del premio Vázquez Montalbán (MVM). Valdano ha recordado muchas veces cómo le impactó el olor que hacía Johan Cruyff cuando disputaban un partido. La primera vez que se conocieron en un partido el holandés le advirtió que a él un muchacho de 21 años debía dirigírsele con el usted.

El discurso seductor de Valdano contempla el tuteo, apenas se ha movido del que mantuvo en 1995 con MVM para el libro Un polaco en la corte del rey Juan Carlos. Al escritor rojo le llamó la atención que la cita con el entrenador rojo del Madrid tuviese lugar tras una derrota en Amsterdam contra el Ajax y un concierto de Pablo Milanés, cantautor cubano que invitaba a recorrer las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada.

El filósofo del balón le contó que la primera vez que reflexionó sobre la existencia de un fútbol de izquierdas y de derechas fue al leer un artículo de MVM en Triunfo. Curiosa imagen la del futbolista atrapado en aquella Vitoria de los 70 leyendo la revista de izquierdas, en una época en que pocos futbolistas mostraban inquietudes intelectuales. Quizá Pirri, que estudió Medicina. Valdano leía y leía en la Vitoria mordor donde nevaba y se embarraba tanto el campo que tuvo que aprender de nuevo a jugar a fútbol. Fue un delantero extraordinario con una carrera corta (10 años) pero fértil en el Zaragoza, Madrid y con la Argentina campeona en México 86. El domingo pasado, volvió a El Sadar donde, en los 80, pasó miedo como corriendo por la banda derecha y celebró un golazo a Osasuna en un estadio nevadísimo en partido de Copa arbitrado por su amigo Guruceta Muro.