¿Cómo se siente?

Tengo sentimientos ya de aceptación de la realidad, pero que no quitan el dolor por la manera en la que todo pasó. Ya no se puede dar marcha atrás.

¿Cuándo le trasladan que no continúa como entrenadora?

El martes por la noche me llamaron, me acerqué al pabellón -Pablos Abril- y me lo comunicaron.

¿Se lo esperaba?

No, no, no. Para nada. Ni en mis peores pesadillas me podía pasar esto por la cabeza. Yo sabía que la Copa iba a ser una gran prueba acerca de dónde realmente estaría el equipo y quizás también de cómo yo llevaría una competición de este tipo. No me fue dado el momento para hacerlo.

¿Se despidió de las jugadoras?

Aún no porque estamos a dos días -hoy, ya a uno- de un partido clave. Es un enfrentamiento directo contra el Alcobendas. No quería entrar en el vestuario en este momento. Creo que el equipo tiene que centrarse en lo que hay. Yo ya no pertenezco al equipo de la Superliga, pero hasta que termine la temporada, con cada éxito sentiré que tiene un granito de arena mío. Quiero que todo salga bien. Seguramente, el lunes de la semana que viene me reuniré con ellas y ahí sí me despediré del equipo.

¿Qué valoración hace del lapso que ha estado al frente del Sanaya Libby's La Laguna?

Para ser mi primera experiencia en la élite, cogiendo un equipo al 90% nuevo, con diferentes jugadoras, mi valoración es muy positiva. Ahora mismo, de las jugadoras del septeto inicial, seis acaban de llegar. Hemos visto la progresión en los últimos meses. El equipo fue creciendo, entendiendo la manera de jugar que yo buscaba. Hace una semana, el equipo plantó cara a un grande de Europa -el polaco Chemik Police-. Ahí hemos visto dónde este conjunto podía llegar. A dos semanas de la Copa, era la sensación que queríamos dar a la grada, de un equipo luchador y que está listo para pelear por todo.

O sea, se estaba viendo al Haris que usted planeaba al inicio.

Exactamente. Yo sabía que no iba a ser rápido, que costaría tiempo... Todos tenían la pulga detrás de la oreja sobre cómo sería Flavia como entrenadora, y si la cosa funcionaría o no. Como en cualquier cambio, todo necesita tiempo. En estos seis meses, se ha visto un cambio entre el equipo de septiembre y el de la última semana.

¿Tardaron las jugadoras en adaptarse al estilo pretendido?

Yo creo que podía haber sido más rápido, pero al final yo tenía jugadoras con diferentes características, con diferentes liderazgos. La partida de Alicia Perrin -está gestionando su visado en Canadá- hizo que el equipo se quedase mermado en cuanto a liderazgo. Es una jugadora diferente. Cuando tienes alguien dentro de la cancha que es tu reflejo, se nota muchísimo. Cuando Ali llegó, supuso el plus que necesitábamos, de una jugadora aguerrida, que pudiera levantar al equipo en momentos duros. Ella cogió muy bien esta responsabilidad. Yo buscaba que el equipo no cambiase contra un conjunto de abajo de la tabla. Ahí, sí han tardado para entender esta filosofía. A mí me daba igual el rival, lo que me importaba era mi equipo.

El argumento que da el club para su destitución es la experiencia. ¿Se ha visto con falta de ella para afrontar ciertas situaciones en algunos momentos?

Por supuesto. Siempre va a faltar. Nunca estamos preparados del todo. Tengo que ser humilde y saber que aún me queda mucho en esto. El año pasado, cuando todavía era jugadora, yo seguía buscando la manera de mejorar. Creo que, en determinados momentos, he podido enseñar que por más que no tuviera tanta experiencia, con mi manera de leer el juego, quizás un poco diferente de los entrenadores que hay en la Liga, tenía un estilo como más audaz, más de buscar que mi equipo no se acomodase y que las jugadoras estuviesen luchando por su puesto. Quizás, ahí mi cabeza no iba con la del club.

El club le ha ofrecido continuar. ¿En qué puesto? ¿Seguirá?

En realidad, no se llegó a mencionar dónde sería. El club me dejó muy claro que había una falta de confianza en mi trabajo. Si hablamos deportivamente, el equipo lleva una sola derrota en la segunda vuelta. Estamos a tres puntos de un rival -Menorca- con el que aún tenemos que jugar. Han creído que yo no iba a ser capaz de hacer algo en la Copa. Si el club no confía en mi trabajo para la Superliga, me da que no lo hará en ningún otro puesto. Prefiero estar en otra entidad que confíe en mi trabajo al 100%. Si no es para caminar a mi lado, no tiene mucho sentido. Por más que el club me siga manteniendo las puertas abiertas, mi decisión es no continuar.

¿Qué hará el resto del curso?

Ahora estoy contactando con otros equipos. Pretendo seguir aprendiendo y creciendo. No quiero estar estos meses sin hacer nada. De cara a la siguiente semana, seguramente tomaré una decisión.

¿Volvería algún día al Haris?

Por supuesto. El Haris fue el que me abrió la primera puerta. No salgo con resentimiento. No entiendo la decisión, pero la acepto. Es una empresa, es un club y ha apostado ahora por tener un entrenador más experimentado. Con eso no puedo competir. El club se portó siempre muy bien conmigo. Le deseo lo mejor. Vuelvo a repetir: si el Haris gana un título esta temporada, yo sentiré que he podido aportar un granito de arena ahí.