Ñito, Colo, Correa, Álvaro, Borredá, Villar, Zubillaga, Santos, José Juan, Padrón y Domínguez. Un once que, así o con algún cambio, recitan de carrerilla incluso los aficionados que no son contemporáneos de aquel maravilloso equipo que puso al Tenerife en el mapa de la élite del fútbol español. Fue en la temporada 1960/61. El conjunto dirigido por Heriberto Herrera ganó 5-0 al Málaga en el Heliodoro y encaró la semana decisiva. Un empate en Almendralejo, precisamente donde el sábado logró su primera victoria en la historia, se tradujo en el ascenso a Primera División. Para Santi Villar, no era el primero, porque a lo largo de sus 14 temporadas luciendo la camiseta del Tenerife (luego jugó dos más), ya había saboreado éxitos tan importantes como el ascenso a categoría nacional de 1953.

En ese salto, trascendental para entender la historia de la entidad, el ascenso en Orihuela en 1953, Villar fue un jugador muy importante, miembro de otra alineación para la historia: Cuco; Chicho, Isidoro, Perla; Villar, Servando; Óscar, Julito, Antonio, Méndez y Paquillo. Entonces, Santi Villar y Antonio El Loco ya eran jugadores del Atlético de Madrid, donde tuvieron una trayectoria breve por distinto motivo. Antonio, por una lesión, y Villar, por un desacuerdo económico. Santi había abandonado la Isla el 3 de noviembre de 1952, comprometido con el Atlético, para regresar el 29 de diciembre en calidad de cedido. La campaña siguiente, el Atlético de Madrid volvería a cederlo para jugar aquí con ocasión del estreno en categoría nacional.

Villar, fallecido ayer, jugó en total 16 campañas en el representativo. Los datos que se manejan oficialmente lo sitúan entre los 12 jugadores del club con más partidos en categoría nacional, pero Juan Galarza, responsable del área de proyectos históricos de la Fundación del club, estima que si se computan los partidos de Villar en categorías regionales, podría ser el jugador que más veces ha defendido la camiseta blanquiazul.

La página web del Tenerife recuerda que Santi Villar fue distinguido el 13 de agosto de 1963 con la insignia de oro y brillantes de la entidad. Además, fue entre 1963 y 1969 ayudante de entrenador en el primer equipo, al que incluso llegó a dirigir de manera interina en 3 temporadas distintas.

Santiago Villar debutó como tinerfeñista el 28 de diciembre de 1947, cuando el equipo era el último clasificado del Campeonato Regional de Tenerife por detrás de Hespérides, Norte, Real Unión, Price e Iberia, tras sumar un punto en cuatro jornadas. Ese domingo -pese a la derrota (3-0) en La Laguna en su visita al Real Hespérides-, también se estrenó Antonio el Loco Pedrero Rodríguez (1930-2007), otro de los mitos blanquiazules en los años 50.

En julio de 1948, sólo siete meses después, ambos llevaban al equipo blanquiazul a ganar un torneo local jugado a una sola vuelta al imponerse (2-1) al Hespérides en el decisivo partido celebrado en el Stadium.

Villar fue protagonista, junto a Tomás, de una cesión a la UD Las Palmas en abril de 1956 para reforzar al equipo amarillo en una eliminatoria de la Copa del Generalísimo frente al Atlético de Madrid.