Víctor Moreno tuvo tiempo para intervenir en tres mercados como director deportivo del Tenerife, los de invierno de 2019 y 2020 y el de verano abierto en medio. En total, reforzó la plantilla blanquiazul con diecinueve jugadores, cinco en su primera oportunidad, diez en la pasada pretemporada y cuatro en el reciente periodo invernal.

Se estrenó hace poco más de un año con cinco contrataciones que no dieron el resultado esperado, exceptuando el caso de Lasso, ahora de baja por una lesión. Las apuestas por Mauro dos Santos e Isma López no cuajaron. De hecho, el propio Moreno trató de buscarles una salida en verano, y solo consiguió ese objetivo con el argentino en enero para cederlo al Albirex Niigata. Además, Racic fue de más a menos y acabó regresando al Valencia por la puerta de atrás, y Coniglio apenas tuvo influencia en su función de goleador.

La última ventana de verano, aún con tiempo por delante para sacar conclusiones, dejó más luces que sombras. Las apuestas fallidas fueron las de Mazan, lateral cedido por el Celta que no cuenta para Baraja, y Samuel Shashoua, sin minutos a causa de una lumbalgia y ahora en el Atlético Baleares.

Moreno reconoció que salió satisfecho del mercado clausurado el pasado 31 de enero. Pudo aligerar la plantilla con las salidas de cinco jugadores que no entraban en los planes del entrenador: José Naranjo, Filip Malbasic, Ángel Galván y los citados Samuel Shashoua y Mauro dos Santos. El onubense se marchó hasta el próximo 30 de junio al AEK Larnaca; el serbio se unió al líder de Segunda División, también por lo que queda de campaña, pero con una opción de compra por parte del Cádiz; y el portero tinerfeño se desvinculó del club en busca de minutos en otro destino.

En el camino, el dirigente dejó varios asuntos por resolver, como el intento de renovar los contratos de Luis Pérez y Alberto, la mejora de la situación de Luis Milla y la situación de los cuatro capitanes, Suso, Aitor Sanz, Carlos Ruiz y Dani Hernández, que tienen vinculación solo hasta junio.