Cualquier otro jugador, tras haber errado sus siete primeros lanzamientos (incluidos dos libres) en apenas seis minutos, hubiera dicho adiós a una final como la de ayer. Bien porque seguiría estando cruzado hasta la conclusión del choque, o bien porque, directamente, su entrenador hubiera buscado otra alternativa en el banquillo. Pero no. Cuando te llamas Marcelinho Huertas y tienes el liderazgo como seña de identidad, estás capacitado para revertir cualquier contratiempo que se te ponga delante. Y eso hizo ayer el base de Sao Paulo, que en un tercer cuarto primoroso (15 puntos) y un final más que notable (los cinco últimos puntos de su equipo) comandó el empujón necesario para que el Iberostar lograra hacerse con su segunda Copa Intercontinental.

No es de extrañar, por tanto, que pese a acertar solo ocho de los nada menos que 20 tiros que hizo en los 32 minutos que estuvo en cancha, el brasileño, con sus 23 puntos, fuera elegido MVP de este torneo de carácter mundialista. "Nos ha costado hasta el final contra un rival con grandísimos jugadores y muy físico. Salvo el inicio hicimos un partido muy serio, controlando el ritmo, en definitiva, completo. Con el talento que ellos tienen la ventaja no era grande, pero tuvimos tranquilidad encontramos las mejores opciones en ataque y fuimos agresivos sobre los jugadores con más peso en ellos", dijo el brasileño.

"Este título es importante para el club y para mí. Y la idea es seguir creciendo poco a poco y que gane el equipo. Eso es lo que importa, lo de mi MVP es relativo porque cualquiera podía haber salido con ese trofeo", señaló el jugador canarista, que admite estar "disfrutando" del basket en su etapa como aurinegro.

Con la victoria de ayer, Huertas rompe además una racha de casi seis años en la que siempre perdió en las finales (un total de cinco) que disputó. "El último fue en 2014 con el Barça, ¿no? Pero lo importante es seguir compitiendo y con ilusión, pensando que para ganar las finales hay que jugarlas, y el camino es muy largo. A veces hay que pensar en que ser subcampeón o tercero tampoco es tan malo. Debemos fijarnos en el trabajo que se hace, y en nuestro caso se demuestra que podemos ir a más y que el equipo tiene ganas", señaló al respecto.