Antonio Jesús Frías Delgado -44 años, Fasnia-, más conocido por Tony Frías en el contexto del deporte vernáculo ha impartido, en las últimas semanas y en horario lectivo, nociones de brega a sus alumnos de cuarto grado -equivale a cuarto de Primaria-. "A los niños -de entre nueve y 10 años- le encantó, pero esto cuesta como en España", indica a EL DÍA desde Estados Unidos el otrora luchador y mandador del Brisas del Teide, Araya, Tegueste, Victoria -solo fue entrenador- y Universidad.

Permiso para enseñar

Titulado por la Universidad de La Laguna en magisterio por educación física, psicopedagogía y periodismo, Frías es docente en Norteamérica gracias al Programa de Profesores Visitantes en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido del Ministerio de Educación de España. El tinerfeño cumplió una serie de requisitos, como por ejemplo en cuanto al idioma o a la experiencia. "Cuanto más currículo tienes, peor es para trabajar en algunos estados -escalas salariales según estudios y experiencia-". De ahí que sus primigenios intentos con Minesota y con Wyoming fueran en balde. Hasta que apareció Luisiana, que le cogió "a la primera" y que "paga lo mismo a todos los profesores". Llegado en el pasado mes de julio y con su permiso de trabajo bajo el brazo, está afrontando su primer curso. "En principio, voy a estar uno más. Ya solicité renovar para el próximo -2020/2021-. Todo depende de que el colegio haga un informe favorable de mí".

Inmersión en español

El docente fasniero imparte diariamente a un grupo de nueve alumnos "que han alcanzado la suficiente nota para que sus familias soliciten ser inscritos en español". De este modo, la lengua de Cervantes jalona casi por completo la jornada de una mayoría de niños afroamericanos. "Los niños entienden casi totalmente el español. Empiezan con él desde muy pequeños. Estoy sin separarme de ellos desde las nueve de la mañana y hasta las tres y 10 de la tarde. Ellos empiezan las clases desde las 7:35 de la mañana. Esa hora y media inicial la tienen con su maestro de inglés, lo que sería lengua en España". Tony se encarga de darles "matemáticas, sociales, ciencias, educación física, arte... Se llama cuarto grado de inmersión en español. En la parte de educación física es donde metí la lucha canaria", explica.

Pedagogía de la brega

Antes de marcharse a Estados Unidos, Frías ejerció la docencia en el Ceip Princesa Tejina de la localidad lagunera. Allí, pergeñó el Club de Lucha Canaria Achi-Tejina, que hoy en día sigue con vigencia. En su nuevo centro educativo las pretensiones no son tan ambiciosas, mas no ha renunciado a dar unas pinceladas del deporte vernáculo. "Ha sido un tema puntual porque tengo que trabajar con ellos otras actividades y deportes de aquí", como el rey fútbol americano, baloncesto o béisbol. "Le hemos dedicado dos semanas en enero. Ojalá en todos los colegios de Tenerife hicieran lo mismo. En mayo, por el Día de Canarias y aprovechando las fechas, volveré a tocar algo".

En este lapso, Frías les mostró "cómo funcionaba el deporte y qué diferencias tenía con respecto a otros que ya conocían, como la lucha libre o el judo". Los vídeos ilustrativos, incluidos suyos como luchador y entrenador, ayudaron "para así llamar más su atención". De la teoría, a la práctica; de la arena, al verde. "Me traje cuatro ropas de lucha mías, comprobaron su material y se la pusieron. Estuvimos practicando, con posiciones y agarre, varios días en el césped del colegio".

Un pantalón... roto

Con la expresión hacer pantalón se hace referencia al entrenamiento sobre la arena, en contraposición a la práctica de gimnasio. Pues acometiendo sobre el césped, "a una de las niñas se le rompió un pantalón nuevo. Vino su padre a quejarse al colegio y la jefa de estudios me preguntó qué estaba haciendo. Le expliqué que se trataba de una actividad noble. La próxima vez tendré que reunir a los padres para explicarles nuestro deporte. Cuando aquí dices lucha canaria, quizás se piensa en la UFC -artes marciales mixtas-, que está muy de moda en Estados Unidos". Tony Frías no tiene dudas en seguir fajándose por mantener la tradición de sus antepasados, incluso en territorio extranjero.